La copa de vino al caer la tarde, el brindis con cava o la caña que acompaña las tapas han sido durante décadas símbolos incuestionables de nuestra vida social y gastronómica, sin embargo, algo está cambiando y es que ya ha llegado la moda sin alcohol. De forma silenciosa pero imparable, emerge una nueva corriente que desafía estos rituales: el movimiento “Sober Curious”.
Nacido en 2018 de la mano de la escritora británica Ruby Warrington, este concepto no habla de prohibiciones, ni de abstinencia estricta. Se trata de una actitud consciente y reflexiva hacia el consumo de alcohol. ¿Y si no bebo hoy? ¿Cómo me sentiré mañana? ¿Puedo disfrutar igual de una cena, una fiesta o una conversación sin necesidad de una copa en la mano?
La gastronomía se adapta y se enriquece sin alcohol
En un sector como el gastronómico, donde el maridaje ha sido durante años sinónimo de vino, la llegada de esta tendencia está sacudiendo convenciones. Los chefs más innovadores ya no solo diseñan menús de temporada, sino también experiencias que dialogan con bebidas NoLo (No Alcohol o Low Alcohol).
Los mocktails han dejado de ser alternativas infantiles para convertirse en auténticas piezas de artesanía líquida. Los grandes restaurantes comienzan a ofrecer maridajes sin alcohol que juegan con fermentados, destilados botánicos, kombuchas o tónicas premium. Y lo mejor: funcionan. Las notas ácidas, amargas, florales o terrosas están ahí, pero sin efectos secundarios.
Generación Z: salud, autenticidad y placer
La tendencia no es caprichosa. La Generación Z, más preocupada por la salud mental, el autocuidado y la autenticidad, bebe mucho menos que sus antecesores. Esta nueva sensibilidad ha llevado a replantear no solo qué se bebe, sino cómo se bebe y por qué.
Y la industria ha tomado nota. Según datos recientes, el mercado de bebidas NoLo creció un 17 % en Europa y un 33 % en Estados Unidos en solo un año. España, aunque algo rezagada, empieza a despertar: cervezas 0.0 % más elaboradas, vinos desalcoholizados con personalidad y bares “sober-friendly” ganan presencia en grandes ciudades.
¿Lujo o salud? ¿Tendencia o transformación?
Uno de los grandes mitos que caen es el precio. Producir bebidas sin alcohol de alta calidad implica procesos técnicos complejos, como la destilación al vacío, lo que encarece su elaboración. Pero también demuestra que el consumidor está dispuesto a pagar por una experiencia sensorial completa, aunque no incluya alcohol.
Porque aquí no se trata de renunciar, sino de ampliar el mapa del sabor. Ser “Sober Curious” es explorar nuevos caminos con la misma curiosidad con la que buscamos una fermentación distinta, un aceite singular o una especia desconocida. Es, en definitiva, otra forma de disfrutar la gastronomía con todos los sentidos.