El corazón del hogar, ¿en peligro de extinción?
El futuro de las cocinas en el hogar está siendo cuestionado como nunca antes. ¿Y si dentro de unos años, al entrar en una casa nueva, no encontráramos cocina? Puede sonar descabellado, pero la transformación de nuestros hábitos alimentarios y estilos de vida ya está reconfigurando este espacio tradicional.
El auge del delivery y las cocinas fantasmas
Las apps de comida a domicilio han revolucionado nuestros hábitos. Glovo, Uber Eats o Just Eat no solo nos traen comida a la puerta, sino que nos están cambiando el estilo de vida. Las llamadas “dark kitchens” —espacios dedicados exclusivamente a preparar pedidos para reparto— están reemplazando a restaurantes tradicionales y, por extensión, a las cocinas domésticas.
En muchas grandes ciudades, ya no es raro encontrar pisos sin horno o con cocinas mínimas. Los nuevos edificios comienzan a plantearse si realmente es necesario destinar tanto espacio a un lugar que, cada vez, se usa menos.
¿Por qué cocinar si ya todo está hecho?
El tiempo es oro. Y cocinar, aunque gratificante, requiere planificación, compra, preparación y limpieza. Frente a eso, los kits de comida, platos listos para calentar o las suscripciones semanales con menús personalizados ganan terreno. Incluso existen dispositivos como las impresoras 3D de alimentos o batidos que prometen cubrir las necesidades nutricionales en segundos.
Además, con el crecimiento del teletrabajo y los espacios compartidos, las cocinas comunitarias o modulares podrían ser el nuevo estándar en vivienda urbana.
La cocina como acto emocional
«Sim embargo, no todo el mundo quiere dejar de cocinar. Para muchos, preparar alimentos es una forma de meditar, de conectar con los suyos o de mantener vivas las tradiciones. El acto de cocinar implica creatividad, identidad cultural y cuidado propio. El futuro de las cocinas en el hogar nos invita a reflexionar sobre si realmente estamos dispuestos a renunciar al olor del pan tostádo, a la improvisación con lo que hay en la nevera o al ritual del café matutino. «Un futuro hibrido: entre el microondas y la emoción»
Quizá la cocina no desaparezca del todo, pero sí se reinvente. Pasará de ser un espacio obligatorio a uno opcional: más pequeño, flexible, plegable o incluso invisible. Un rincón para quienes aún disfrutan del proceso, pero que no interfiera con quienes prefieren externalizarlo.
Como ocurre con el coche en las ciudades, la cocina podría transformarse en un servicio más que en una necesidad permanente.
¿Y tú, podrías vivir sin cocina?
El futuro del hogar está en transformación. Y con él, el rol que juega la cocina. ¿Se convertirá en un lujo? ¿Una herramienta emocional? ¿O un recuerdo del pasado?
Lo cierto es que la pregunta ya no es “cuándo desaparecerán”, sino “quiénes elegirán mantenerlas”.