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La rica imperfección

En ningún momento, pero actualmente menos, nos podemos permitir prescindir de productos saludables, sanos y ricos. Por muchas imperfecciones que tengan frutas y verduras si están sanas deben llegar a la cadena de alimentación. Perseguir la perfección solo por el lado estético es una imperfección de nuestra sociedad. La buena noticia es que consumidores y empresas están despertando y están ofreciendo y consumiendo estas frutas y verduras imperfectas sin complejos.

Países como Gran Bretaña, Alemania y Francia ya reservan espacios en tiendas y supermercados para estos productos. En España quizá de forma más lenta vamos avanzando en esta dirección y ya han aparecido algunas empresas especializadas en este tipo de comercialización. Productos que a veces solo por la forma, el calibre o pequeñas imperfecciones no se aceptan en los canales de comercialización. Si los países más ricos no se permiten desperdiciarlos no deberíamos tener ninguna duda y apuntarnos a la tendencia. Además en momentos de inflación es una gran ayuda para la economía de muchas familias que pueden comprarlos por precios entre un 25% y un 50% más económicos.

Empresas como Talkual o la francesa recién llegada a España Bene Bono que trabajan en la recuperación y puesta en valor de estos productos no hacen ser optimistas.

Frutas y verduras ricas e imperfectas que ayudan a la sostenibilidad

Además de recuperar productos que se desperdiciaban, ponerlos en valor y generar una oferta muy competitiva no debemos olvidar el componente de sostenibilidad. Producir todos estos alimentos que se están, aún a día de hoy, desperdiciando ha consumido recursos. Ha afectado a la huella de carbono, al consumo hídrico, al consumo energético y acostado mucho trabajo  de todos los agricultores. También se ahorra en los procesos, trabajo y energía que se están utilizando para gestionar esos “desperdicios”.

Por último, pero no menos importante, es un mensaje de respeto a todo nuestro entorno y al medio ambiente y un gran ejemplo para las nuevas generaciones.

¡Viva lo imperfecto!

 

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