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Maridaje de vinos perfecto con cada plato

Saber combinar adecuadamente una buena botella de tinto, rosado o blanco con los alimentos concretos es un arte que puede derivar en una majestuosa experiencia gastronómica. Porque el buen maridaje de vinos permite sacar el máximo partido a un plato, en cuanto a sabor y gusto se refiere. Evitar los efectos desagradables al paladar en beneficio de lograr incluso un nuevo descubrimiento sabroso es el objetivo de saber maridar. Puedes potenciar, mejorar o desvirtuar una excelente comida con la elección de esta bebida de dioses. ¿Quieres aprender a dominar esto para disfrutar sin límites de cada manjar?

Descubriendo el buen maridaje de vinos

Arrancamos con una de las comidas más populares y más españolas que en muchas casas se disfruta cada domingo semanal: la paella o el arroz. En general, se recomienda elegir el maridaje de vinos blancos ligeros y secos con los arroces. Independientemente de los ingredientes que se añadan, también existe la posibilidad de beber tintos de variedades ligeras. Si comes un arroz con una salsa fuerte como un sofrito mejor optar por uno de estos últimos vinos. Cambiando a una variedad más poderosa de tintos, con las carnes rojas casan de lujo al aportarles ese sabor muy potente en unos vinos curtidos y maduros.

Distinto es el maridaje de vinos con los pescados, ya que aquí también hay que tener en cuenta otros aspectos. Si hablamos de un blanco cocinado a la plancha, le encaja muy bien un vino blanco seco ácido (como el txakoli vasco) y siempre se debe evitar los rosados. Si el alimento está preparado al horno, en cambio, mejor elegir un blanco mediterráneo seco y con cuerpo, aunque un tinto de tonos suaves o un rosado puede ir bien igualmente. Luego, en el caso de pescados azules o grasos se recomienda recurrir a un tinto ligero.

Sin abandonar los productos del mar, es importante saber que todos los mariscos se deben degustar con un buen vino blanco, desde esos secos y ácidos hasta los untuosos y que han estado en barrica. No importa en este caso cuál sea la elección, ya que cualquiera encaja, incluso dulces o florales. Al comer alimentos que gozan de variedad de sabores, desde fuertes a suaves, el maridaje de vinos es así de amplio. Algo que no ocurre con las ensaladas, un plato que mejor tomarlo con un rosado o blanco frutal, pero nunca con un dulce.

Los quesos, caso aparte

Para finalizar, no podemos olvidar a uno de los alimentos que siempre aparecen acompañados de vinos, en la nota de cata de cualquiera de ellos: el queso. Si es tierno y graso le corresponde un blanco con cuerpo, un seco ligero e incluso un dulce; si es azul, con su potencia tanto de sabor como de aroma, mejor optar por un tinto ligero afrutado; y para quesos curados, ideales los tintos potentes y maduros.

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