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Kintsugi y los productos imperfectos

La época de los productos perfectos se ha acabado, como mínimo como lo tenemos entendido hasta ahora. Y es que la moda de reutilizar, reparar y aceptar los productos imperfectos vuelve y lo hace no solo por necesidad, cómo en épocas pasadas, sino también como filosofía. ¿En qué consiste entonces kintsugi?

Puedes ver, cada vez más, restaurantes con mesas y sillas diferentes, restauradas y antiguas. También frutas, verduras y carnes imperfectas en mercados y supermercados. Asimismo cada vez se recurre más a la utilización de los mal llamados subproductos en alimentación para elaborar exquisitos platos que encumbran a los verdaderos chefs. Y es que la perfección cada vez se lleva menos y triunfa la búsqueda de la armonía asumiendo las imperfecciones como parte de la vida y de nuestro ecosistema.

Lo mejor de todo ello es que la armonía no se puede estandarizar, es totalmente subjetiva e invita a la creatividad, la recuperación y al respeto de los productos ya creados. El kintsugi es un buen ejemplo de todo ello. Se trata de una técnica ancestral japonesa que restaura cerámica y que cada vez más se ve en algunos de los mejores restaurantes.

frutas/kintsugi
Frutas y verduras imperfectas/Fuente: Hispacook

Kintsugi , el valor de las imperfecciones

Esta técnica centenaria japonesa consiste en la reparación de cerámica rota. Utilizando polvo de oro, resinas y un barniz especial se consigue recuperar la pieza para que vuelva a ser utilizada. La utilización del polvo de oro remarca las roturas y ellas se convierten más visibles. De este modo se convierte en una forma de realzar las heridas del tiempo llevándolo a un campo filosófico. Esta técnica es una invitación a mostrar que todo es vulnerable, tanto física como emocionalmente, y que compartirlo nos hace más fuertes.

Todo ello nos invita, dentro de la gastronomía, a utilizar cada vez más vegetales y frutas con imperfecciones. También productos menos valorados de carne y pescado que con algunas técnicas pueden ser excelentes. Es una forma de ver que no siendo perfectos los productos pueden alcanzar la excelencia. El dar valor al trabajo que hay detrás de cada uno de ellos y no despreciarlos únicamente por cuestiones estéticas nos llevará a descubrir que un producto calificado como imperfecto encierra en muchos casos una gran calidad.

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