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Vino sin alcohol, su curioso e imparable auge

Los más puristas no quieren oír hablar  del vino sin alcohol pero es innegable que el consumo de vino sin alcohol o desalcoholizado aumenta. Lo hace más  en otros países de Europa que en España pero la elaboración en España ha aumentado llegando a los 7 millones de litros este pasado año. Y es que España es un gran exportador de vino y el mercado internacional lo demanda. La generación más joven, la búsqueda de un consumo saludable y también las personas que por alguna razón no pueden tomar alcohol aumentan día a día.

Por todas estas razones llegan al mercado vinos desalcoholizados con un alcohol del 0,0 al 0,5% o los parcialmente desalcoholizados con un contenido alcohólico del 0,5 al 8%. Ambas opciones son diferentes y junto con el vino “normal” son bebidas que no deberíamos compararlas entre ellas.

Os explicamos como se consigue y algunas curiosidades.

Vendimia y fermentación inicial

El proceso comienza de manera similar a la elaboración del vino tradicional. Las uvas se cosechan en su punto óptimo de madurez. Luego, las uvas se prensan para extraer el mosto, que se fermenta en tanques. Durante la fermentación, las levaduras convierten los azúcares del mosto en alcohol y dióxido de carbono. Las variedades mejores para el proceso posterior de desalcoholización suelen ser las garnachas y el pinot noir en tintos. En el caso de blancos el chardonnay y la garnacha blanca.

Eliminación del alcohol

La diferencia principal en la elaboración del vino sin alcohol radica en la eliminación del alcohol tras la fermentación. Existen varios métodos para lograr esto:

Destilación al vacío: Este método reduce la presión dentro de una cámara, lo que permite que el alcohol se evapore a una temperatura más baja que la del agua. Al eliminar el alcohol a temperaturas más bajas, se preservan mejor los aromas y sabores del vino.

Ósmosis inversa: En este proceso, el vino se fuerza a pasar a través de una membrana semipermeable que separa el agua y el alcohol de los compuestos aromáticos y los sólidos del vino. Luego, los componentes aromáticos se recombinan con el agua, resultando en vino sin alcohol.

Columna de conos giratorios: Este método utiliza una serie de conos que giran a alta velocidad para separar el alcohol y otros compuestos volátiles del vino. Este método es eficiente y puede ajustarse para eliminar diferentes niveles de alcohol.

Ajuste final y embotellado

Una vez eliminado el alcohol, el vino se somete a ajustes finales para mejorar su sabor y equilibrio. Se pueden añadir algunos compuestos aromáticos o azúcares residuales para compensar cualquier pérdida de sabor y también ayudar a la conservación. Este es uno de los motivos por los que el vino sin alcohol suele ser más dulce. También hay elaboradores que utilizan la pasteurización en este proceso.

Finalmente, se filtra y se embotella, listo para ser disfrutado. Aunque a muchos no les gusta es una bebida interesante y que el mercado demanda igual como lo hace el mercado cervecero. Y seguro que irá mejorando igual como ha pasado con la cerveza.

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