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Cómo hacer el huevo duro y el huevo poché perfectos

El huevo, ese humilde ingrediente, es uno de los grandes pilares de la cocina mundial. Y aunque parezca simple, prepararlo bien es todo un arte gastronómico. Hoy te explicamos cómo lograr dos de sus versiones más clásicas y deliciosas: el huevo duro y el huevo poché. Técnicas distintas, resultados espectaculares.

 

Huevo duro: cocción precisa y yema perfecta

El huevo cocido o huevo duro ideal debe tener la clara firme y la yema cocida sin estar seca ni con ese borde verdoso tan común. Para conseguirlo:

Ingredientes:

  • Huevos medianos (de 4 a 7 días de frescura)
  • Agua fría
  • Hielo o agua muy fría

Paso a paso:

  1. Coloca los huevos en un cazo, cúbrelos con agua fría (unos 3 cm por encima).
  2. Lleva a ebullición a fuego medio.
  3. Cuando el agua hierva, apaga el fuego, tapa y deja reposar 9-10 minutos.
  4. Tras ese tiempo, pásalos a un baño de agua con hielo durante 5 minutos para cortar la cocción.

Pélalos bajo un hilo de agua fría para facilitar el proceso. Usa en ensaladas, tostas o incluso para hacer un delicioso relleno de bocadillo con mayonesa y mostaza.

 

Huevo poché: elegancia y textura sedosa

El huevo poché (también llamado escalfado) es una joya de la cocina clásica francesa. La clara queda cuajada pero suave, y la yema líquida y brillante. Ideal sobre una tostada con aguacate o en unos huevos benedictinos.

Ingredientes:

  • 1 huevo muy fresco
  • Agua
  • Un chorrito de vinagre blanco
  • Sal

Paso a paso:

  1. Lleva el agua a ebullición en un cazo amplio, luego reduce el fuego para que apenas burbujee.
  2. Añade una cucharada de vinagre al agua.
  3. Rompe el huevo en un cuenco pequeño.
  4. Con una cuchara, crea un remolino suave en el agua y desliza el huevo con cuidado en el centro.
  5. Cocina entre 2:30 y 3 minutos.
  6. Retira con espumadera y posa en papel absorbente.

El vinagre ayuda a que la clara coagule más rápido. No pongas sal en el agua (rompe la estructura). Usa huevos muy frescos: es la clave de un buen poché.

El huevo duro es firme y práctico. El poché, delicado y sofisticado. Dominar ambos eleva cualquier cocina. Porque en la sencillez… está el verdadero arte.

 

 

 

 

 

 

 

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