Inicio Del mar Langostino argentino, el salvaje más rico

Langostino argentino, el salvaje más rico

Grandes Productos Argentina

Escribe: Laura Litvin (@laulitvin)

Parece mentira que este monstruo con cola poderosa, patas y antenas amenazantes, digno de un texto de H. P. Lovecraft, sea el rey de las mesas de celebración en todo el mundo. ¿Quién habrá sido el primer valiente que se atrevió a pescarlo y comerlo? Apenas grillado, salteado, rociado con limón y sal, el langostino siempre es un banquete de lujo. La cocina, sin embargo, le ofrece más espacios para que se luzca. Sea acompañando un plato de pasta, un risotto, o ensaladas, sea en cocktails, cebiches, sushi o canapés. O, igualmente, salteados con verduras y dentro de sopas asiáticas. La lista es infinita.

langostino

Muchos de los langostinos o gambones que se consumen provienen de criadero. Sin embargo, existen zonas del planeta donde todavía se desarrollan de manera natural. Este es el caso de las costas patagónicas de la Argentina.

El langostino: de fin del mundo a la mesa

El viajero que enfila su rumbo al sur. Desde la ciudad de Viedma, en la provincia de Río Negro, hacia Tierra del Fuego. Recorre vastos kilómetros de silencio y viento. Cada tanto, se encuentra con una ciudad costera con un puerto imponente. Puerto Madryn, Trelew, Rawson, Camarones, o Comodoro Rivadavia.

Allí llegan toneladas de langostinos pescados en congeladores. Son barcos grandes que procesan el animal a bordo. Luego lo venden como producto Premium. También  los llamados ‘pesqueros de altura’ lo procesan en tierra y pasan entre tres y cuatro días en el mar.

En el camino, encuentras pescadores artesanales. Salen al mar en barquitos pintados de amarillo y regresan cargados de tesoros. Son los langostinos frescos. No dudes, siéntate en el primer restaurante que encuentres, son un manjar excepcional.

¿Por qué estos frutos del mar argentino son reconocidos en todo el mundo por su excelencia? Porque crecen en una biodiversidad cuasi pura, libres y se alimentan de forma silvestre. De la naturaleza al plato.

Elige los mejores en la pescadería

Es importante tener en cuenta algunos datos para poder elegir los mejores. Para ser transportado, el langostino tiene que pasar por frío. También por un baño de sulfito que mata algunas bacterias y permite que no se ponga negro (melanosis). Lo mejor es comprarlos enteros. Aunque la industria los procesa y los vende pelados, sin pelar, con o sin cola, crudos o cocidos.

Hay que limpiarlos bien retirando el intestino (vena) que se encuentra sobre el abdomen. Deben verse brillantes, resistentes y es fundamental rechazar los que huelan a amoníaco. Eso indica que no están aptos para el consumo. La etiqueta es importante también. Si dice “langostinos argentinos”, recuerda que son garantía de calidad.

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