El tradicional ritual de cocinar a medida y en casa está siendo cuestionado y reemplazado, cada vez más por los platos “listos para comer”. El auge de los platos frescos listos para comer en los supermercados está marcando una pauta en la gastronomía urbana: rapidez, calidad y conveniencia al alcance de la cesta de la compra.
El fenómeno de “Listos para comer” en cifras
El mercado español de platos preparados ha crecido un 48 % en dos años, según Asefapre .
Un reciente estudio confirma que ya son ocho millones de consumidores los que recurren a estas opciones, con una media de seis compras anuales . Además, el consumo de platos preparados refrigerados ha subido un 7,2 % en el último año . En cifras absolutas, este mercado facturó 4.568 millones de euros en 2023, un 10,8 % más que en 2022 .
Este crecimiento está lejos de ser anecdótico. Es la respuesta de la distribución a la falta de tiempo, la demanda por platos más saludables y la sofisticación del consumidor urbano .
Supermercados gamifican la experiencia gastronómica
Cadenas como Mercadona, Alcampo, Carrefour, Lidl, Dia o Ikea han elevado la barra en sus secciones “Listo para comer”. Ponen en el lineal opciones desde tortilla de patatas, guisos tradicionales, hasta curries, sushi, poke de salmón o platos vegetales, listos para calentar o incluso para consumir allí, gracias a zonas habilitadas con microondas e incluso cafeterías
Mercadona compra productos locales y desarrolla líneas específicas en sus secciones “Listo para comer” en miles de tiendas, integrando envases sostenibles y apostando por la proximidad . Alcampo, por su parte, ha habilitado cafeterías y amplió su oferta de platos calientes y preparados .
Un cambio de paradigma: ¿comodidad o dependencia?
Para muchos, estos platos significan comprar tiempo. El ritmo de vida actual —largas jornadas, estrés, hogares pequeños— ha propiciado esta necesidad. Pero conviene preguntarse si esta comodidad se acaba convirtiendo en dependencia . Así lo sugiere Mercadona y Ebro Foods, que apuntan a un futuro donde las cocinas domésticas serán para días especiales .
Este modelo plantea cuestionamientos sobre nutrición, salud y cultura gastronómica: ¿qué sucede con el control de ingredientes? ¿Se pierde el vínculo emocional con la cocina? ¿Desaparecerán habilidades culinarias básicas en nuevas generaciones?
¿Amenaza para la dieta mediterránea?
Si bien la industria ha mejorado la calidad de estos platos, expertos advierten que nunca superarán la personalización de una dieta casera, ni podrán sustituir el valor social y emocional de cocinar.
No obstante, el reto del sector es ofrecer soluciones híbridas: productos que aporten conveniencia sin sacrificar el sabor, la frescura o el vínculo cultural con la gastronomía. Los consumidores pueden combinar platos listos con ingredientes básicos en su despensa, manteniendo el placer de cocinar cuando el tiempo lo permita.
En este nuevo ecosistema, la gastronomía evoluciona hacia una realidad flexible y urbana: consumir bien sin renunciar a la practicidad. El desafío no es eliminar la cocina, sino resignificarla. Los supermercados ya no solo alimentan: ahora también inspiran.