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Los costes de tener hábitos poco saludables en la alimentación

El último estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) nos descubre los costes reales de tener hábitos poco saludables en la alimentación. Los más importantes son de salud por encima de los costes medio ambientales y los costes sociales. Y realmente los costes son muy preocupantes.

El estudio determina que los costes globales de los cuales los de salud son los principales pueden llegar a 99 mil millones de dólares en España. Y es que en la actualidad, los alimentos ultraprocesados dominan muchas dietas alrededor del mundo debido a su accesibilidad, comodidad y bajo costo aparente. Sin embargo, esta elección tiene un precio mucho más alto cuando se considera su impacto en la salud, el medioambiente y la sostenibilidad alimentaria.

 Impacto en la salud de los hábitos poco saludables en la alimentación

El consumo regular de alimentos ultraprocesados, caracterizados por su alto contenido en sodio, azúcares, grasas trans y aditivos químicos, está vinculado a numerosas enfermedades crónicas. Estas incluyen obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión y enfermedades cardiovasculares. Además, la ingesta insuficiente de cereales integrales, frutas y hortalizas, que suelen ser desplazados por estos productos, priva al cuerpo de nutrientes esenciales como fibra, vitaminas y minerales.

Estudios recientes han demostrado que una dieta rica en alimentos ultraprocesados puede reducir significativamente la esperanza de vida. Por el contrario, incrementar el consumo de alimentos naturales y no procesados está relacionado con una mejora en los marcadores de salud y una reducción del riesgo de enfermedades crónicas.

Impacto medioambiental

La producción de alimentos ultraprocesados también tiene un costo ambiental elevado. Estos productos a menudo dependen de monocultivos intensivos, como el maíz, el trigo y la soja, que son responsables de la degradación del suelo, la deforestación y la pérdida de biodiversidad. Además, el empaquetado excesivo y el transporte de estos productos generan una enorme cantidad de residuos plásticos y emisiones de carbono.

El consumo elevado de carnes, otro factor relacionado con dietas desequilibradas, también contribuye al cambio climático. La ganadería industrial es una de las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero, así como de contaminación del agua y pérdida de ecosistemas naturales.

El precio oculto de los hábitos poco saludables

Aunque los alimentos ultraprocesados suelen ser más económicos en el corto plazo, el costo a largo plazo es alarmante. Las enfermedades relacionadas con estas dietas generan gastos elevados en sistemas de salud pública y reducen la calidad de vida de las personas afectadas. Además, el impacto medioambiental de producir y consumir estos productos compromete la sostenibilidad del planeta y de las futuras generaciones.

Con los datos que las administraciones disponen tendría sentido promocionar, bajando los impuestos, los productos saludables y penalizar los que no lo son. Todo con el objetivo de motivar el consumo saludable y recaudar los gastos que sanitariamente la sociedad deberá pagar.

Alternativas sostenibles

La transición hacia dietas basadas en alimentos frescos, locales y de temporada no solo mejora la salud individual, sino también reduce el impacto ambiental. Priorizar cereales integrales, frutas, hortalizas y fuentes de proteína vegetal puede ser la clave para una alimentación más equilibrada y sostenible. Además, elegir productos provenientes de sistemas de agricultura regenerativa ayuda a mitigar los efectos negativos en el medioambiente.

El costo real de los alimentos ultraprocesados va mucho más allá de su precio en el supermercado. Impactan nuestra salud, cargan al medioambiente con daños irreparables y perpetúan un modelo alimentario insostenible. La elección de alimentos naturales, integrales y sostenibles es una inversión en nuestro bienestar y en el futuro del planeta.

 

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