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Rodaballo y caballa: dos reyes del mar en abril

En abril, el mar se convierte en un festín para la alta cocina europea. Es un mes en el que las aguas templadas del Atlántico y el Mediterráneo ofrecen algunos de los productos más nobles y versátiles de la temporada. Entre ellos, dos protagonistas con perfiles opuestos pero igual de seductores ocupan el centro del plato: el rodaballo y la caballa. Uno, aristocrático y codiciado. El otro, humilde, popular, pero sorprendentemente rico en matices. Ambos, en su mejor momento del año.

El rodaballo, lujo en la mesa

El rodaballo o también conocido como turbot, con su cuerpo plano y su piel moteada, es uno de los pescados más venerados en las cocinas de autor. Su carne blanca, firme y jugosa posee una delicadeza natural que no necesita florituras. En abril, se encuentra en su plenitud, antes del desove, con una textura que lo convierte en el favorito de chefs que buscan pureza y elegancia en el plato.

Este pescado se presta a técnicas precisas: asado al horno sobre espinas, al vapor con emulsiones suaves o confitado en aceite de oliva. Su sabor, que recuerda al mar limpio, se magnifica con salsas neutras, vegetales primaverales o un fondo de mantequilla clarificada con cítricos.Hoy te proponemos una gran receta para lucirte con el rodaballo:

Rodaballo asado con espárragos blancos y beurre blanc de limón

Asa un lomo de rodaballo con su piel en horno a 180 °C durante 12 minutos, con un hilo de aceite de oliva y flor de sal. Acompaña con espárragos blancos cocidos al vapor y una beurre blanc ligera elaborada con chalota, vino blanco y limón. Termina con perifollo fresco y unas gotas de aceite de limón.

La caballa: potencia y autenticidad

Si el rodaballo es nobleza, la caballa es puro carácter. Este pescado azul, a menudo subestimado, alcanza en abril una calidad excepcional: grasa equilibrada, carne firme y un sabor rotundo que invita a preparaciones creativas o tradicionales. Su versatilidad permite desde curados y escabeches hasta asados a la brasa o cocinados en papillote.

La caballa es, además, un guiño a la cocina sostenible y de cercanía: económica, abundante y cargada de omega-3. En el norte de Europa es reina de los ahumados; en el sur, protagonista de marinados, salsas ácidas y contrastes herbales. Atrévete con esta receta de caballa y descubre todo su sabor.

Caballa marinada con vinagre de sidra, guisantes y menta

Filetea la caballa fresca y marínala durante una hora en una mezcla de vinagre de sidra, ralladura de limón, sal y eneldo. Sirve con guisantes blanqueados, menta fresca, aceite de oliva virgen extra y un toque de chalota encurtida. Fresco, intenso y primaveral.

 

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