¿Qué está pasando con el aceite de girasol? ¿Nos vamos a quedar sin él por culpa de la invasión de Ucrania y de la sequía? Descubre en este artículo cómo, una vez más, la geopolítica nos toca muy de cerca. ¿En qué posibles importadores confían los países europeos? Vamos a verlo.
La guerra en Ucrania copa todos los titulares. Esta catástrofe nos deja claro, una vez más, que no podemos vivir ajenos a las desgracias que ocurren lejos de nuestras fronteras. Así pues, solo basta con pasarse por la gasolinera para comprobar la subida del precio del combustible. En el caso de hoy, lo que nos preocupa es un producto ampliamente utilizado en la cocina. Nos referimos al aceite de girasol.
Alternativas al aceite de girasol
Rusia y Ucrania son los mayores productores del mundo de esta semilla. Ni dos semanas han pasado desde que comenzara la invasión y los supermercados ya se plantean reducir la oferta. Esto responde a la preocupación por el largo plazo. Primitivo Fernández, director general de la Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles (Anierac), se lo dejó claro EFE.
«En un plazo corto no debe de haber problema (de desabastecimiento). En un plazo largo, si esto persistiera, sí, ya que tanto Ucrania como Rusia son los dos países más importantes productores de aceite de girasol del mundo y hay que acudir a otros orígenes». Por ello los distribuidores comienzan a explorar nuevos proveedores. Algunos tienen la vista puesta en países como Sudáfrica o Argentina. Hacia estos apunta el resto de países europeos por miedo al desabastecimiento.
Sin embargo, también aboga por reducir nuestro consumo empleando otras alternativas. Según él, se podría reducir nuestra dependencia del girasol ruso y ucraniano consumiendo aceite de maíz o colza. La otra clave para no sufrir las consecuencias de que se prolongue la guerra pasa por fomentar el cultivo en España. Parece fácil. Sin embargo, a la guerra hay que sumarle otro factor que amenaza al aceite de girasol: la sequía.
Sequía y guerra: la tormenta perfecta
La agricultura y la ganadería españolas se ven gravemente perjudicadas por la falta de agua. En el caso del girasol, las escasas precipitaciones han impedido la siembra de esta planta en muchos casos, lo que encarece los costes de producción gravemente. La fecha de siembra se está viendo retrasada para cultivos de primavera como este. Muchos científicos apuntan al Pacífico, de donde viene el fenómeno climático «La Niña.» Por el momento, quedamos a la espera de nuevas lluvias y del fin del conflicto aunque esto solo acaba de empezar.