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La carne de mármol de Hida llega a España

Escribe: David Ruipérez, periodista y autor del libro El carnívoro feliz

No hace tantos años que en España la carne de ternera era ternera a secas, sin apellido. Y al igual que ha ocurrido paulatinamente con el vino, el gran público se ha hecho más selectivo. Así pues tanto en casa como en restaurantes se empezó a valorar el origen de las viandas y la calidad. Ahora, llega la carne de Hida.

Pero los primeros pasos fueron especificar en los menús si la carne era de Ávila o de Galicia. Después el consumidor empezó a manejar conceptos como la maduración. Así los verdaderos amantes de la carne también se decidieron a probar carnes de latitudes muy lejanas.

Foto: Bryan

Así, se extendió como la pólvora la fama de la carne de Kobe japonesa. Unos bueyes de raza wagyu supuestamente mimados a base de masajes y cerveza, que era como nuestro jamón ibérico de bellota pero versión vacuno.

La auténtica carne de Kobe alcanza precios prohibitivos. Pero incluso en España ya se crían animales de esta raza. Eso sí, no se puede circunscribir la carne japonesa sólo a Kobe. Esto sería –siguiendo el ejemplo del jamón ibérico- como decir que en España sólo hay jamón bueno en Jabugo.

Así que poco a poco las más que exclusivas carnes japonesas, rosadas e infiltradas de grasa hasta parecer mármol, han ido llegando. Estas carnes como la de Hida van entrando a nuestra mesa aunque sea a precio de caviar.

reducir el consumo cárnico

Así se puede comer la carne de Hida

Son carnes que compiten en calidad con la de Kobe. La de Hida procede de esta ciudad situada en la prefectura de Gifu. Más o menos en la zona centro del país nipón. A pesar de la exigua cantidad de carne que se exporta al extranjero ya es posible disfrutar en España de este manjar.

Se puede tomar crudo en carpaccio o sushi o con un ligero toque de plancha cuando son finas tiras. Aunque para los más clásicos el solomillo de carne de Hida es un verdadero tributo al paladar carnívoro.

Son vacas de pelo negro criadas en las mejores condiciones durante al menos 14 meses. Su carne se funde en la boca debido a la infiltración de grasa. Quien la ha probado valora su sabor como una experiencia gastronómica de primer nivel.

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