¿Cuáles son las causas de la obesidad? Esta es una enfermedad crónica caracterizada por el aumento excesivo de la grasa del cuerpo. Sus consecuencias físicas son el incremento considerable del peso y del volumen del este. Sin embargo, sus secuelas van más allá de no verse bien frente al espejo. La obesidad está considerada como uno de los factores de riesgo de graves problemas de salud: algunos tipos de cáncer, la enfermedad coronaria y cerebrovascular, la diabetes mellitus y la hipertensión arterial.
La obesidad constituye un problema de salud pública a nivel global. Y, lo más preocupante es que, desde 1987, la obesidad continúa en ascenso. De hecho, ha llegado a multiplicarse por 2,4 en el periodo 1987-2017. Muchos países han tomado medidas, pero por el momento no son suficientes. En España, por ejemplo, solo algo más del 50% de la población sigue una dieta saludable en relación con los estándares internacionales y nacionales.
Las causas de la obesidad
Según los estudios, las causas de la obesidad más determinantes son: una mala alimentación, ingesta de alimentos perjudiciales para la salud, falta de ejercicio físico, el sedentarismo y factores genéticos y culturales.
La alimentación es un factor determinante en nuestra salud. Por esa razón, se convierte en uno de las principales factores en relación con la obesidad. Las encuestas reflejan que menos del 50% de la población cumple con la recomendación de comer al día 5 porciones de fruta o de verdura. Y, el consumo diario de refrescos azucarados es del 9,1%. Es fundamental llevar una dieta sana y equilibrada para evitar problemas de este tipo. Sin embargo, existen multitud de alimentos procesados de calidad dudosa que comemos como si nada. Sin leer siquiera el etiquetado nutricional.
La encuesta refleja que los adultos del grupo de 55 a 74 años consumen diariamente más verduras, ensaladas y hortalizas que los más jóvenes (5 a 14 años). Podríamos achacar esta diferencia a que las personas «mayores» se cuidan más por su edad y los jóvenes son más despreocupados. No obstante, se puede realizar otra lectura. La forma de alimentarnos es un factor cultural, el cual ha cambiado de generación en generación. Por ejemplo, antes prácticamente no existían productos procesados cargados de calorías y carentes de valor nutricional.
Alimentación emocional
Además de los tipos de alimentos que consumimos debemos prestar atención a la forma de cocinarlos. No es lo mismo comer un pescado frito que a la plancha. Y así, con todo. Según un estudio, los alimentos fritos están relacionados con el incremento de peso excesivo. Otro concepto interesante es la «alimentación emocional«. Las personas responden a la tristeza y la ansiedad con comida. Y, normalmente, no eligen los alimentos más saludables, sino al contrario y se pegan el famoso «atracón«.
En la mayoría de los casos estas conductas ocasionales generan un problema mayor. Las personas comienzan a confundir la ansiedad con hambre. Sin embargo, conocemos un buen truco para distinguir si de verdad tienes hambre física y no emocional. Cuando tienes hambre física comerías cualquier cosa, estás abierto a muchas opciones. Por el contrario, si se trata de hambre emocional te apetecerá un antojo particular o un alimento lleno de azúcar o cargado de grasas.
Si a estos hábitos de alimentación poco saludables le sumamos el sedentarismo el sobrepeso llama a la puerta. Excepto, en caso de que tu genética te regale un metabolismo rápido. Está demostrado por numerosos estudios que el sedentarismo es una causa muy determinante de la obesidad. En España, cuatro de cada diez personas se declaran sedentarias en su tiempo libre. Es casi la mitad.
Conclusiones
En resumen, los alimentos que más debemos consumir deben ser frescos y de calidad como las hortalizas, frutas o ensaladas. Respecto a la carne no abusar de las grasas saturadas. Debemos eliminar las bebidas azucaradas, ya que contienen muchas calorías y son, más bien, perjudiciales para la salud. La bollería industrial, así como cualquier alimento procesado, tampoco son nada saludables.
Todos debemos ser conscientes de que somos lo que comemos. Por esta razón, cómo nos alimentemos, ya sea de forma saludable o no, será reflejado hacia los demás. Sin ninguna duda. Si no llevamos una dieta sana, quizás no veamos las consecuencias de forma inmediata, pero sí a medio y largo plazo. Te invitamos a reflexionar sobre tus hábitos alimenticios y tu estilo de vida. No te arrepentirás.