En los últimos años, el consumo de carne ha experimentado un notable descenso en diversas partes del mundo. En concreto en España la disminución ha sido progresiva. Concretamente en los últimos 30 años ha pasado de 90 a 65 kilogramos per cápita en total y de 62 a 45 kilogramos per cápita en el consumo doméstico. Además la tendencia indica que el descenso continua y llegará hasta los 50 Kg en el total y 32 kg en el consumo doméstico en 2035.
Factores como la preocupación por la salud, la sostenibilidad ambiental y el bienestar animal han impulsado a los consumidores a reducir su ingesta de productos cárnicos y buscar alternativas más equilibradas. Esta tendencia ha dado lugar a una revolución en la industria alimentaria, con un auge de opciones basadas en proteínas vegetales y técnicas innovadoras que buscan replicar la experiencia de comer carne.
¿Por qué el descenso del consumo de carne?
Los motivos detrás de esta transformación son diversos y los consumidores lo hacen por:
- Conciencia ambiental: La producción de carne es responsable de una alta emisión de gases de efecto invernadero y del uso intensivo de recursos naturales, como el agua y la tierra.
- Salud y bienestar: Estudios han vinculado el alto consumo de carnes rojas y procesadas con problemas cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.
- Ética y bienestar animal: Un número creciente de consumidores rechaza las condiciones en las que se crían y sacrifican los animales para el consumo masivo.
- Economía y accesibilidad: Con la inflación de los precios de la carne, muchas personas buscan opciones más económicas y sostenibles.
Alternativas que están conquistando el mercado
El descenso en el consumo de carne ha llevado a una explosión de alternativas innovadoras, que imitan la textura y el sabor de la proteína animal o brindan nuevas experiencias culinarias:
- Proteínas vegetales: Legumbres como lentejas, garbanzos y judias se han convertido en opciones versátiles y nutritivas para sustituir la carne en platos tradicionales.
- Carne a base de plantas: Marcas como Beyond Meat e Impossible Foods han desarrollado productos que imitan la carne utilizando ingredientes como proteína de guisante y soja.
- Hongos y algas: El jackfruit y setas como el shiitake y el portobello se han vuelto populares por su textura similar a la carne. Además, las algas ofrecen un alto valor nutricional.
- Proteína cultivada en laboratorio: Aunque aún está en desarrollo y enfrenta desafíos regulatorios, la carne cultivada promete una alternativa real a la carne convencional sin impacto en el bienestar animal y puede tener un papel importante en el futuro.
La reducción del consumo de carne no es solo una moda, sino una transformación en los hábitos de alimentación que seguirá evolucionando. Con un mayor acceso a alternativas saludables y sostenibles, los consumidores tienen más opciones que nunca para adoptar una dieta más consciente sin renunciar al placer de comer.