¿Pueden los cultivos transgénicos acabar con la crisis alimentaria actual? Los precios de los alimentos han subido de manera dramática durante los últimos meses debido a los costes de la energía y la guerra. ¿Puede la modificación genética acabar con esta solución y prepararnos para el cambio climático?
Las consecuencias de la guerra
La guerra de Ucrania ha vaciado los supermercados de medio mundo. Así pues, queda demostrada la dependencia que vivimos respecto al «granero de Europa». Esto se ha traducido en el aumento de los precios que no ha afectado a todos los países por igual. Algunos importan más que otros y es por ello que necesitan encontrar soluciones.
Un ejemplo paradigmático es el del Reino Unido. Importa más de la mitad de los alimentos que consume. Por ello le ha afectado gravemente que el cereal ucraniano siga sin recogerse. Así pues, sus legisladores se han puesto en marcha y han dado con una solución: los transgénicos. La Unión Europea solamente regula el cultivo de un tipo de maíz modificado. Sin embargo, Londres ya no se encuentra dentro de esta organización.
¿Por qué autoriza Reino Unido el cultivo de transgénicos?
Fuera de la UE, sus políticos aprovechan la libertad de movimientos con los que cuentan a la hora de regular estos cultivos. Así los agricultores británicos podrán cultivar plantas más resistentes a su clima. De esta manera podrán incluso suplir ciertas carencias alimentarias presentes en sus ciudadanos. Un caso paradigmátic es el de la falta de vitamina D. Afecta a casi un quinto de las personas en este lugar ya que reciben poco sol. Sin embargo, existe una manera de lograr que un tomate posea tanta como dos huevos.
Sus defensores también auguran un futuro con una población creciente mejor nutrida. Defienden que mediante los transgénicos se puede cultivar en lugares con sequía que padecen inseguridad alimentaria. Muchos de estos lugares se encuentran en África y a día de hoy sufren las consecuencias de la guerra en Ucrania. Las importaciones de trigo desde Rusia y Ucrania suponen más del 80% de las importaciones de este cereal en Egipto, Tanzania, Eritrea y Benín. En Argelia y Túnez más del 95% de las importaciones de aceite de girasol también procede de estos dos países enfrentados.
Visto lo visto, los transgénicos aparecen como una solución en mitad de un momento caótico. Sin embargo, también cuentan con detractores. Su uso no está exento de riesgos y algunos ya se han manifestado. El principal es la polinización cruzada. Esto ocurre cuando una variante modificada se mezcla con una silvestre alterando la vida salvaje y el ecosistema. Por ello en Estados Unidos ya existen las malas hierbas superresistentes. No se trata de un caso muy serio. Sin embargo, ¿debemos esperar a que este ocurra?
¿Tienen futuro estos cultivos?
Sea como sea, esta tecnología cobrará cada vez más protagonismo. En Filipinas ya se usa para enriquecer el arroz con vitamina A. Por ello es que la Unión Europea, probablemente, estudie cada vez más su uso. La propia Comisión ya estudia la posibilidad. de aceptar dos técnicas de modificación genética: la mutagénesis dirigida y la cisgénesis. ¿Son la respuesta a la crisis alimentaria?
Lo cierto es que hoy en día el 95’8% del «maíz insecticida» cultivado en la Unión proviene de España. Este es uno de los países que más en riesgo se encuentra a causa del cambio climático. Por ello es que las autoridades españolas deben ponerse las pilas, al igual que las europeas, y encontrar cultivos más resistentes. ¿Qué te parece? ¿Son los transgénicos una solución o una fuente de nuevos problemas?
