Recomendada como sustitutivo de los refrescos, el agua con gas ha subido en popularidad en los últimos años. Pero, ¿es realmente tan beneficiosa como dicen los expertos? Te contamos todo los detalles acerca de esta bebida carbonatada.
¿Qué es el agua con gas?
Para empezar hay que destacar que hay muchos tipos de agua con gas. Según apunta la Organización de Consumidores y Usuarios-OCU, existen seis tipos: bicarbonatadas, sulfatadas, cálcicas, sódicas, cloruradas y magnésicas. Todas ellas comparten composición, es decir, son aguas con ácido carbónico. Además de este compuesto, es un liquido con un pH entre 6 y 7, lo que le da el punto de acidez particular.
Además, podemos señalar también que existen dos variedades dependiendo de su elaboración: la que contienen este ácido carbónico de manera natural, y las gasificadas artificialmente, es decir, a las que se añaden este compuesto durante el proceso de elaboración. De gusto amargo y burbujeante, esta bebida tiene muchos seguidores, pero también sus detractores. Un alimento líquido que no deja indiferente a nadie.
Una bebida con múltiples beneficios
Como ya hemos comentado, el agua con gas ha sufrido un aumento en su consumo debido a que se ha convertido en un sustituto saludable a los refrescos. Y es que los expertos aconsejan tomar esta bebida ya que posee múltiples beneficios. Uno de los pros más destacables es que es saciante, siendo uno de los alimentos que más calman el apetito. Además, su bajo aporte calórico la hacen un aliado de las dietas.
El ácido carbónico presente en este tipo de agua estimula la secreción de jugos gástricos, facilitando así la digestión. Varios estudios han determinado que este tipo de agua hidrata de la misma forma que la normal. Aunque también hay que destacar, que debido a las burbujas y su sensación saciante, puede hacer que nos sintamos llenos y reduzcamos la cantidad de líquido que debemos beber.
No es oro todo lo que reluce
Aunque no hay estudios concluyentes que tomar agua con gas sea malo para la salud, si que hay recomendaciones a tener en cuenta. Lo que sí que es cierto es que los dientes son los que más sufren con esta bebida. Y es que un consumo regular de la misma provoca un efecto erosivo en la dentadura, sin duda debido a la presencia del ácido carbónico. Aun así, no provoca tanto daño como sí lo puede hacer un refresco.
Otra de las principales recomendaciones es que las personas con daños óseos la consuman con moderación, ya que los gases provocan la pérdida de parte de la fuerza de los huesos. Otro de los efectos adversos provocados por el ácido carbónico es la aparición de flatulencias y dolores gastrointestinales. En esta última contraindicación es donde más varía la opinión entre los defensores de su consumo y sus detractores.
Vichy Catalán: la joya del agua con gas
Cuando oímos hablar de agua con gas se nos viene a la mente Vichy Catalán. Y es que esta empresa catalana se ha convertido en su más de un siglo de historia en la embotelladora principal de España. Una fama ganada por su modelo de negocio, sus campañas de marketing y, como no, de su producto estrella. Un business que copa ya una cuota de mercado del 40% a nivel nacional.
Nacida en 1883 en Caldas de Malavella, provincia de Girona, originariamente se vendía en droguerías y farmacias, ya que se comenzó ofreciendo como un agua milagrosa capaz de sanar enfermedades. Poco a poco el negocio fue extendiéndose por Cataluña, llegando a asentarse en el mercado nacional e internacional en muy poco tiempo. En la actualidad podemos disfrutar de distintas variedades de aguas, llegando incluso a comercializar con sabor a frutas.
Un mercado exitoso basado en todo el potencial que nos ofrece el agua con gas. Una bebida amada y odiada a partes iguales, que no deja a nadie indiferente, ya sea para bien o para mal. Su burbujeante y gusto amargo te permitirán disfrutar de un momento de placer con el que acompañar cualquier plato o para tomar cuando te apetezca. ¿No te dan ganas de probarla?
