Con el verano apetecen frutas frescas que nos hidraten y aporten frescor, sin duda una de las mejores para este calor veraniego es la sandía. Este año no es un buen año en España para su producción, la sequía y algunos problemas climatológicos como el granizo han mermado esta producción. Con todo ello se han incrementados las importaciones de otros países. Uno de los países que exportan esta fruta a España y Europa es Marruecos.
Ahora, como pasa de vez en cuando con terceros países, salta la alerta sanitaria por el uso de pesticidas en algunas partidas. Y es que la legislación y los controles de uso de pesticidas en países terceros es muy diferente. Es un problema recurrente que sucede en cítricos con Sudáfrica u otras frutas de origen Latinoamérica principalmente.
La reciente detección de una partida de sandias de origen Marruecos con niveles de pesticidas altos ha hecho saltar la alerta otra vez. En este caso el sistema europeo de alerta rápida para alimentos y piensos ha detectado una partida con procedencia Marruecos con niveles de metomilo. Este pesticida un pesticida,no autorizado en Europa.
Se desconoce dónde se han distribuido estas sandias que han provocado la alerta sanitaria
El sistema europeo de alerta rápida para alimentos y piensos (RASFF) ha emitido una alerta sanitaria donde informa de la detección de un lote de sandías procedentes de Marruecos. En ellas se encontró un alto nivel de metomilo según ha publicado Facua. El metomilo es un pesticida no autorizado que provoca problemas de mareos, náuseas, sudoración excesiva, vómitos, temblores, dolores de cabeza, debilidad muscular y visión borrosa. Además la combinación de esta sustancia con el consumo de alcohol podría provocar fallos renales y en el sistema nervioso central y periférico.
Actualmente se desconocen donde se han distribuido estas sandias en España lo que pone de manifiesto que los sistemas de trazabilidad no funcionan correctamente. Tampoco el control sanitario en origen.
Los acuerdos comerciales de la Unión Europea para que se puedan vender y comprar productos con terceros países no solo perjudican económicamente a muchos sectores y benefician a otros sino que puede afectar a la salud de las personas.
