¿Qué pasa con la carne cultivada en Europa? En este artículo explicamos su estatus legal en los países donde se encuentra más avanzada. ¿A qué retos se enfrenta? ¿Qué problemas puede resolver? Veámoslo.
Carne cultivada como solución
Europa vive una situación extremadamente compleja. La pandemia ha pasado a segundo plano mientras se desarrolla una guerra en el este del continente. Como consecuencia del conflicto, hemos visto cómo el precio de los combustibles fósiles ha aumentado. Por ende, la inflación se ha desbocado. Además, hemos visto cómo algunos productos, como el aceite de girasol, escasean.
Por lo tanto, a los países del continente les conviene encontrar formas sostenibles en el tiempo de garantizar su soberanía alimentaria. Una muy interesante se trata de la carne cultivada. Esta crece a partir de cultivos celulares en un laboratorio sin criar antes al animal. De esta manera nos ahorramos ingentes cantidades de recursos. Además, puede hacerse en un espacio reducido y sin depender de las importaciones de pienso de otros continentes.
Así pues, podemos lograr con ella un alimento carente de sufrimiento animal y con una huella ambiental reducida. Además, se puede producir cerca de los núcleos de población, con lo que se garantiza un alimento local. No obstante, debemos aclarar que esta tecnología aún se encuentra en pañales. No tanto por el método de producción sino por la burocracia que impide aprovechar sus beneficios.
¿Cuáles son los países más favorables?
De momento solo existe un país que permite comercializar esta clase de carne: Singapur. Su «Singapore Food Agency» (SFA) aprobó en 2020 la venta del pollo cultivado de una start-up de California. Por el contrario, Europa lleva años de debates parlamentarios y de lobbying entre distintas facciones. De momento va ganando el sector defensor de los intereses del sector cárnico.
Sin embargo, la carne cultivada va metiendo cada vez más el pie. Es el caso de los Países Bajos, donde el Estado dio fondos a la investigación que desarrolló la primera versión de esta carne en 2013. La agencia SenternNovern fue subvencionada de 2005 a 2009. No obstante, a pesar del ecosistema de start-ups dedicadas a esta actividad que surgió, imperó el conservadurismo. No fue hasta marzo de 2022 cuando las autoridades aprobaron la cata de carne cultivada.
Eso sí, dentro de condiciones controladas. El gobierno quiere asegurarse de que es segura antes de ofrecerla como la panacea ante los retos del cambio climático y la seguridad alimenticia.
Por otro lado el Reino Unido, que posee el mayor ecosistema de start-ups del sector, también ha movido ficha. Su gobierno otorgó en 2021 un millón de libras a «Edinburgh company Roslin Technologies». Además, la «UK Food Standards Agency» condujo una investigación sobre la opinión de los consumidores sobre proteínas alternativas.
En el caso de España encontramos también un patrón similar. Cierta reticencia a dar el paso de Singapur pero interés por parte del Estado. Este ha otorgado también subvenciones. Concretamente, 5’2 millones de euros a la empresa Biotech. El objetivo del estudio es medir el impacto de la carne cultivada en la prevención del cáncer de colon y dislipidemia.
Reticencias
Sin embargo, otros países no han financiado ninguna investigación. Alemania es un ejemplo de ello aunque su Ministerio de Alimentación y Agricultura anunció su interés de hacerlo en diciembre de 2021. Hoy en día existen cuatro start-ups y dos grandes empresas dedicadas a la a investigación.
Nada que ver el caso de Francia. El Estado se ha mostrado reacio al consumo de esta carne de forma muy explícita. El propio ministro de Agricultura twitteó lo siguiente tras la aprobación de Singapur: «¿Es esta, realmente, la sociedad que queremos para nuestros niños? Para mí, NO. Lo digo claro, la carne viene de la vida, no de laboratorios. Confiadme cuando digo que en Francia la carne permanecerá natural y nunca artificial».
No obstante, existen dos grandes compañías dedicadas a la carne cultivada en Francia. Una de ellas llamada Gourmet logró una inversión de diez millones de dólares en 2021. Además, entre los inversores había un banco público: Bpifrance.
Conclusión
Así pues, una vez expuesta la situación en los distintos países, es tu turno. ¿Qué opinas de este tipo de alimento? ¿Crees que es seguro y que ofrece una solución a tantos problemas? ¿Debería regularse? Presta atención a nuestros próximos artículos porque la revolución gastronómica acaba de empezar.