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Consumo de carne y deforestación: así afecta

Desde hace unos años aparecen noticias de forma recurrente sobre la vinculación entre el consumo de carne y la deforestación del planeta. De una forma u otra se vinculan estas informaciones con la sostenibilidad y el medio ambiente. Vamos a intentar explicar qué está pasando con este tema y sus vinculaciones con una industria cárnica cada vez más a debate, sobre todo por parte del sector vegano. ¿Realmente existen un problema que relacione la producción de carnes con el cambio climático?

Unos datos sobre el consumo de carne

Hay grandes diferencias en el consumo de carne y las tendencias de este mercado en el mundo. A grandes rasgos, en los países desarrollados disminuye muy ligeramente comer productos cárnicos. Por otro lado, en los países en vías de desarrollo, en especial los asiáticos, aumenta significativamente. De esta forma, el consumo aumenta un 0,7 % a nivel mundial. Se estima que en 2030 el consumo de carne habrá crecido un 10% respecto a 2019.

En el caso de España, el consumo de carne se reduce un 0,8% anual. En especial, en el perfil de gente más joven que ha optado por otro tipo de alimentos en los últimos años, significativamente. Todo ello ha llevado a una reducción del precio al productor, marcado por las importaciones de otros países, en especial, por lo acuerdos con los países del Mercosur (Latino América).

El consumo español es de unos 46 kg de carne/año de los que 33 kg son de carne fresca, el resto son productos elaborados, básicamente embutidos. De los productos de carne fresca consumimos, 2,5 Kg son de carne de ave, 10 Kg de carne de cerdo, 5 Kg de carne de vacuno, 1,4 Kg de carne de cordero y cabrito y 1 Kg de conejo. Esta última en serio retroceso con un 17 % el último año. Podemos decir que tenemos un consumo razonable pero que va disminuyendo.

Consumo de carne y deforestación, ¿por qué?

El aumento de consumo de carne a nivel mundial ha llevado a que los grandes países productores aumenten su capacidad productora. El más significativo y grave es Brasil, con 10.000 Km cuadrados solo en 2019. La presión de los grandes productores ha llevado a que se acentúen y aceleren los incendios de amplias masas boscosas, básicamente en la Amazonia, para convertir esas zonas en campos de pasto y de cultivo de soja.

Dicha gran leguminosa está conquistando Latinoamérica como fuente de proteína para piensos animales. Además del consumo de carne y deforestación, esto produce una eliminación de biodiversidad por el monocultivo, así como un efecto en las poblaciones del entorno.

consumo de carne y deforestación
Bosque quemado

De esta forma, se calcula por expertos brasileños, norteamericanos y alemanes que el 18 % y el 22 % de las exportaciones anuales brasileñas a la Unión Europea son resultado de la deforestación ilegal. Aunque los expertos alertan que el porcentaje podría ser mayor.

Así, según declararon estos expertos a la agencia EFE, el 45 % de los exportadores de soja y carne de la Amazonía (considerada el pulmón vegetal del planeta) y el 48 % del Cerrado (la sabana tropical más grande del mundo) “desobedecen los límites de deforestación establecidos por el Código Forestal”.

De esta manera se calcula que más de dos millones de toneladas de soja podrían haber llegado a Europa para la fabricación de pienso de forma ilegal al cumplir los límites de deforestación. También sucede con la carne, aunque en muchos casos es sacrificada en otros lugares.

Las carne sostenible y medio ambiente

Si el consumo de carne y la deforestación extrema de países como Brasil preocupan, cabe recordar que también es un producto razonable para nuestra salud. Eso sí, es cada vez más necesario que se busquen carnes de proximidad, ecológicas y/o que utilicen piensos con materias primas próximas. La utilización de la ganadería extensiva en los campos españoles es positivo para el mantenimiento de muchas hectáreas del territorio.

Este es el caso de pastos y dehesas para el cerdo ibérico y ganado vacuno. También la carne de pollo y conejo es sana, pudiendo ser sostenible. Además, en muchos casos provienen de explotaciones familiares que ayudan a hacer viable el territorio.

carne
Trozo de carne con especias

Como cualquier actividad, la ganadería y la agricultura genera gases de efecto invernadero. Se calcula que el 12% los generan estos dos sectores con un 7,5 % el primero, quedando en cuarta posición del total. Después del transporte, con un 27%, la industria un 19% y la generación de electricidad un 17%.

Debemos añadir que la ganadería, además, ayuda a fertilizar el campo, evita la erosión y algunos incendios, aparte de hacer más auto sostenible la producción y el consumo de carne del país. Esta producción debería ser cada vez más ecológica y de proximidad.

También que, a la vez, informara al consumidor de esos valores, haciéndolo participe, y que apostara por una innovación que ayudara a mejorar la sostenibilidad y el medio ambiente. Porque no podemos dejar que el consumo de carne y la deforestación vayan ligados en la destrucción del planeta.

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