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Coquinas de Huelva, en busca de protección

En las aguas que bañan el Golfo de Cádiz viven estos moluscos bivalvos que se encuentran en riesgo por la captura furtiva e ilegal. Las coquinas de Huelva son un manjar autóctono de esta zona marina andaluza entre las dos provincias que se dedican a su recogida y depuración de manera profesional. Pero estos mariscadores quieren seguir peleando para que se otorgue la Denominación de Origen al producto naciente del mar onubense-gaditano. Aquí te contamos todo sobre esta clase de marisco tan exclusivo y cómo se faena para conseguirlo.

¿Qué son las coquinas?

Aunque puedas confundirlas con las típicas almejas que se encuentran en cualquier parte de la costa española, las coquinas tienen sus características diferenciales. Son un molusco bivalvo conocido también como ‘tellina, pechina o tellerina’, según la zona donde se capture. En general, habita en fangos de marismas, desembocaduras fluviales y espacios salobres. Sin embargo, incluso en la propia arena de playa, enterrado bajo la arena cuando queda varado, se puede recoger, a pesar de que no sea apto para consumo. Realmente su vida se desarrolla a 15 metros de profundidad bajo el mar, donde se alimenta de plancton que filtra del agua.

coquinas de Huelva
Coquinas abiertas y cocinadas / Foto: cocinandoconlaschachas

Las dos regiones peninsulares donde viven, principalmente, son Galicia (Pindo, Lira, Aguiño, Valdoviño, O Barqueiro) y la costa que enlaza Huelva con Cádiz. En cuanto al aspecto, sus conchas son finas, ovaladas y de textura suave. Las coquinas pueden llegar a medir 5 centímetros de largo. Aunque existen hasta cinco tipos de ellas, la más popular en el mercado es la truncada.

Así se recogen las coquinas de Huelva

Los mariscadores o coquineros se encargan de recolectar directamente las coquinas de Huelva de las aguas saladas. A pie y ataviados con una especie de arnés unido a un rastro que actúa como red de arrastre, si se compara con la pesca de peces en alta mar, poco a poco van recogiendo este molusco. Después de haber recolectado un buen saco del producto, se filtran todas las coquinas para que solo permanezcan las más grandes y las pequeñas se devuelven al mar. El proceso de zarandeado en el propio lugar de recogida permite evitar el desperdicio. Luego, el manjar se lleva a un centro para su selección, depuración y envasado en mallas que se comercializan por kilos.

Este trabajo que ha ido pasando de generación en generación entre familias de mariscadores cuenta con unos 300 profesionales. Están organizados en pequeñas asociaciones nacidas en el pueblo donde se faena exclusivamente recogiendo coquinas de Huelva. Desde Ayamonte hasta el paraje natural de Doñana, el oficio pasa por la playa de Isla Canela, Mazagón, las marismas de Isla Cristina y la costa de Punta Umbría.

Pero existen también grupos de coquineros de zonas no playeras, como Almonte, todavía en la provincia onubense. Luego, las localidades sevillanas de Pilas y Villamanrique de la Condesa igualmente tienen su asociación, que se une a la de San Lúcar de Barrameda, ya en Cádiz.

Tres amenazas para un sector mermado

Ese paisaje natural marítimo enmarcado en el Golfo de Cádiz es único para la obtención y comercialización de un producto autóctono pero que sufre tres amenazas. La primera tiene que ver con la presencia de toxinas en coquinas de Huelva. En numerosas ocasiones, esto ha conducido a un cierre del marisqueo en la zona donde se han hallado dichos tóxicos. Además, la Junta de Andalucía tuvo que regular en su día esta labor para evitar la sobreexplotación del producto, por lo que establece temporadas de veda cada año. Por tanto, no siempre se puede capturar este molusco y el máximo diario está fijado en 25 kilos.

Este 2020 la situación de un sector ya bastante golpeado por esos impedimentos citados y por la recogida ilegal del marisco ha quedado más mermada por la Covid-19. Y es que la rentabilidad es algo preocupante para los que faenan día y noche capturando este manjar que luego en el mercado puede venderse a precios irrisorios. Una petición histórica de estos profesionales es que se establezca una tara para coger menos coquina, pero mejor pagada.

Pero eso no es todo, ya que desean garantizar la calidad del producto a través de una Denominación de Origen. Una DO que lo proteja de la pesca furtiva, además de aportar valor y reconocimiento sobre el lugar donde se obtiene. Con este trámite todavía pendiente de ser aprobado por el gobierno andaluz, ahí en las aguas onubenses se sigue mariscando. Desde el 1 de julio la veda está abierta para las coquinas de Huelva, un manjar singular.

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