«De la Granja a la Mesa» es el futuro y el presente del sector agrario en la Unión Europea. Descubre en este artículo las claves de la nueva hoja de ruta recién aprobada por el Europarlamento. ¿A quién beneficia? ¿Existe el conflicto de intereses? Quédate y no te pierdas la revolución sostenible que se avecina.
Los eurodiputados respaldaron la iniciativa con 452 votos a favor, 170 en contra y 76 abstenciones. Se trata de una resolución no vinculante que indica el rumbo al que se dirigen las políticas públicas europeas. Todo ha tenido lugar dentro de las arduas negociaciones en el seno del parlamento. El Partido Popular Europeo acusó a la Comisión Europea de ocultar durante meses un informe con posibles consecuencias negativas para el sector cárnico.
En la encarnizada discusión tampoco faltaron denuncias por parte de Los Verdes y de la Izquierda. Acusaron a los lobbies agroalimentarios de presionar a las instituciones europeas. De esta manera obtendrían una hoja de ruta menos radical que cuadraría mejor con sus intereses. Así pues, la polémica estuvo servida. La conclusión que se tomó es que las propuestas legislativas deben ir precedidas de estudios sobre los asuntos a tratar. Además la CE deberá tener en cuenta a los agricultores y ganaderos para que no se queden atrás.
¿Pero en qué consiste «De la Granja a la Mesa»?
Su principal premisa es la sostenibilidad, además de la mejora de la salud de los europeos. Una iniciativa interesante (que choca con el sector cárnico) es la de una etiqueta nutricional obligatoria. La idea es colocarla en la parte frontal de los envases alimentarios. De esta manera se informaría al consumidor con la intención de que disminuya su consumo de carne. También se pretende lograr una reducción en el consumo de procesados y alimentos ricos en sal, azúcar y grasas.
Otra idea clave de «De la Granja a la Mesa» es la protección de las abejas. Aboga por mejorar el proceso de aprobación de los pesticidas. Además busca mejorar su aplicación y acatar unos objetivos vinculantes que sirvan para reducir su uso. Más allá de las abejas, también busca el bienestar animal. Un objetivo final más que necesario es la eliminación paulatina de las gallinas enjauladas.
Para acabar, hacemos referencia al aumento de la superficie destinada a la producción ecológica. De aquí a 2030 deberá aumentar. No obstante, la Eurocámara no ha especificado un objetivo concreto. Además deberá luchar por incrementar la demanda de estos alimentos. «De la Granja a la Mesa» plantea que el 25% de la superficie agraria de la UE debe ser ecológica. También que los fertilizantes se deben reducir al menos en un 20%. Los fitosanitarios deberán hacerlo en un 50%.
¿Qué opinas? ¿Te parecen objetivos realistas? ¿Crees que los objetivos atienden más a la demanda de productos sanos y sostenibles o responden a los intereses empresariales? Déjanos tu opinión en los comentarios.