Cada vez crece más la preocupación por una dieta saludable y sostenible. ¿Puede ser la dieta atlántica la respuesta a estas preocupaciones? ¿Cuáles son los beneficios de una alimentación basada en el producto de proximidad y en cocinar lento? Vamos a verlo.
¿Qué se come en la dieta atlántica?
La dieta mediterránea es famosa por otorgar una gran longevidad a los habitantes de los países donde se come. Tan solo hace falta comprobar la esperanza de vida de España, Italia y Grecia. Sin embargo, cada vez resuena con más fuerza su competidora: la atlántica. Esta aparece en la misma península ibérica solo que al otro lado del mar Mediterráneo. Es decir, en Galicia y el norte de Portugal.
Se basa en el consumo de alimentos frescos y de proximidad. Así pues, no solo cuenta con pescados y otros productos del mar. El consumo de estos últimos se lleva a cabo unas tres o cuatro veces a la semana. También resultan clave las distintas hortalizas cultivadas en aquellos lugares. Los habitantes de estos lugares las ingieren en grandes cantidades. De la misma manera, también cumplen su función los cereales, las legumbres y las patatas.
Mediante ellos es que los seguidores de la dieta obtienen hidratos complejos. Por otro lado, la carne la consumen con moderación y dando preferencia a la magra. La leche y sus derivados también actúan como una fuente de proteínas y minerales. Además, este tipo de dieta aboga por un consumo ocasional y moderado de vino.
Los beneficios
Cabe resaltar que en la dieta atlántica no importa solo qué se come sino también cómo. Lo básico son los platos de olla cocinados despacio y tomados con la familia y amigos. ¿Te suena el término slow coking? Este puede ser uno de los precedentes. Los caldos, las sopas y los estofados resultan excelentes manera de conservar los nutrientes. Se come despacio unos platos que destacan por su sencillez y no por las florituras del cocinero. La clave está en disfrutar de una buena comida junto a tu gente.
Eso sí, siempre se aboga por la calidad de la materia prima. Como ya mencionamos antes, las grasas saludables juegan un papel importante. No solo los pescados sino también el aceite de oliva para aliñar. Esta es una de las razones que la convierten en una dieta tan saludable. Mantiene a raya los niveles de colesterol malo. No obstante, si tu nivel es alto de por sí deberías moderar el consumo de marisco.
También es rica en fibra, lo cual favorece el tránsito intestinal. Además, los ácidos grasos como el omega-3 previenen la degeneración de las funciones cognitivas. Por último, las frutas y verduras constituyen una base importante contra el envejecimiento. Esto se debe a su gran aporte de antioxidantes.
Conclusiones
No podemos afirmar que sea más completa que la mediterránea. Cada una tiene sus puntos fuertes. Además, la esperanza de vida en Galicia no difiere apenas de la de otras comunidades. Sin embargo, debemos fijarnos en los puntos en común de todas las dietas consideradas más sanas. En los territorios más longevos del planeta se lleva a cabo un consumo moderado de carne. También comen muchos vegetales estas personas. También tienen su importancia las grasas saludables como el omega-3 y la actividad física.
Estas razones, unido a no abusar de carbohidratos simples y evitar los ultraprocesados marca la diferencia. Tengamos en cuenta que aunque sigamos una dieta, por ejemplo vegetariana, esta se vuelve más insana a mayor cantidad de ultraprocesados comamos. Por lo tanto, la dieta atlántica se trata de una opción muy saludable aunque no es la panacea. Lo interesante es escoger los alimentos más nutritivos y quedarse con lo que funciona de las mejores dietas. ¿Qué te parece?