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Dieta Mediterránea: Un patrimonio en riesgo

La dieta mediterránea, considerada una de las más saludables y equilibradas del mundo, ha sido durante siglos la base alimentaria en países como España, Italia y Grecia. Sin embargo, en las últimas décadas, su presencia en los hábitos de la población ha ido disminuyendo de manera preocupante. Factores como la globalización, el ritmo de vida acelerado y la influencia de la comida ultraprocesada están poniendo en peligro este valioso modelo nutricional.

Todo ello lo muestran los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación  donde se aprecia el descenso de  los principales productos de la dieta mediterránea entre 2000 y 2023, a excepción de las carnes blancas con un aumento del 12,8 %, donde se destaca el pollo y el pavó.

El gran descenso lo marca el pan fresco (-29,6 %), el vino (-27,6 %), el pescado y el marisco (-26,6 %). También descienden los cereales (-20,2 %) y el aceite de oliva (-20 %).Por otro lado las legumbres se mantienen y crecen las frutas exóticas. Se aprecia un aumento también de las verduras congeladas y de los platós Preparados. En lo referente a las carnes , las carnes como la ternera, cordero y cerdo descienden de forma continua.

¿Por qué está en declive la dieta mediterránea?

Cambio en los hábitos de consumo
El aumento del consumo de productos ultraprocesados y comidas rápidas ha desplazado los ingredientes frescos y naturales que caracterizan a la dieta mediterránea. La comodidad de los alimentos precocinados y la falta de tiempo para cocinar han llevado a muchas personas a optar por opciones menos saludables.

Influencia de la globalización
La globalización ha traído consigo una mayor disponibilidad de productos industriales de bajo coste, lo que ha cambiado los patrones alimentarios de muchas familias. Mientras que en el pasado predominaban alimentos locales y de temporada, hoy en día las dietas incluyen más productos importados y ultraprocesados.

Factores económicos
A pesar de que la dieta mediterránea se basa en ingredientes sencillos como legumbres, cereales integrales, frutas, verduras, aceite de oliva y pescado, el aumento del precio de algunos de estos productos ha dificultado su acceso para muchas familias. En contraposición, los alimentos ultraprocesados suelen ser más baratos y accesibles.

Pérdida de la cultura gastronómica tradicional
Con el tiempo, se ha ido perdiendo la costumbre de cocinar en casa y compartir comidas en familia, dos pilares fundamentales de la dieta mediterránea. Las nuevas generaciones, influenciadas por las tendencias globales, tienden a consumir más comida rápida y a depender de la industria alimentaria para sus comidas diarias.

Las consecuencias del abandono de la dieta mediterránea

El descenso en el consumo de alimentos mediterráneos ha traído consigo un aumento en los problemas de salud relacionados con la mala alimentación, como la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. Además, este cambio de hábitos afecta negativamente al medioambiente, ya que la producción de alimentos procesados tiene un mayor impacto ecológico que la agricultura tradicional basada en productos frescos y locales.

La dieta mediterránea no solo es un modelo de alimentación saludable, sino también un patrimonio cultural que se debe proteger. Recuperar sus principios esenciales, priorizando los alimentos frescos, la cocina casera y el disfrute de las comidas en familia, es clave para mantener una alimentación equilibrada y sostenible.

 

 

 

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