Inicio Frutas y Verduras ¡Es la hora de los alimentos feos!

¡Es la hora de los alimentos feos!

Todos los productos que consumimos tienen un proceso de selección y control de calidad. Pero la pregunta está en qué elementos determinan que se clasifiquen para ser comercializados. En muchas ocasiones son simples estándares de tamaño, color, forma y apariencia, en general. En otras, existen razones de seguridad alimentaria que son importantes para la cadena. Pero, ¿qué sucede con los alimentos feos o considerados así por su estética? En un momento donde la crisis por la COVID-19 está afectando a muchas personas, no tiene ningún sentido desperdiciar por ese motivo. ¡A través de este artículo queremos reivindicar el consumo de estos incomprendidos de la alimentación!

El rechazo no es el camino

Muchos lugares del mundo se han ocupado de este tema para dar una salida comercial a todos estos productos perecederos que, aparentemente no son comerciales, debido a su aspecto. Debemos tener en cuenta que todos estos alimentos feos tienen un valor gastronómico y nutricional igual que el resto. Una buena comparación se podría hacer con las personas que son rechazadas por la sociedad por su aspecto físico. Fuera de ese juicio subjetivo, siguen siendo seres humanos con sus virtudes y defectos, como todos.

alimentos feos
Algunos alimentos imperfectos

Se estima que si los criterios de selección no fueran estéticos, de tamaño o color, el ahorro en consumo de agua sería de un 18% y cerca de un 10% en menor consumo de energía en su producción. Es decir, además de razones de sentido común de no desperdiciar alimentos, existe una razón medio ambiental muy importante. El rechazo no es el camino, pero obviar este dato relevante tampoco conduce a buen puerto. ¡Es momento de darse cuenta!

Frutas y verduras, las más marginadas

Son las frutas y verduras los productos de alimentación que se descartan más por razones estéticas. Se calcula que aproximadamente un 20% se margina una vez cosechado, ya que el mercado solo valora la perfección. E incluso con una apariencia estética que cumpla con los estándares ‘de foto’ que promocionan.

Como ejemplo, en Suecia se ha realizado un estudio donde indican que solo el 10% de los plátanos llegan a consumirse. Es decir, de cada 10 plátanos cosechados en origen, solo uno llega a consumirse y el resto se van descartando por razones estéticos al verse manchas negras o pequeños golpes en la piel de la fruta.

Son muchos los supermercados europeos y americanos que disponen de una sección de alimentos feos e imperfectos. Estas cadenas buscan al cliente que, por razones de precio o sostenibilidad, deciden adquirirlos. De esta forma, les sirve para asociar su marca con estos valores de respeto al medio ambiente y de servir una oferta más adecuada.

Donde está teniendo un mayor impulso este tipo de venta de productos es en la red. Dos ejemplos son la empresa americana Perfectly Imperfect, que desde hace años comercializa productos imperfectos.

En España tenemos en el mercado online el caso de la empresa Imperfectus. Ambas empresas comercializan cajas de frutas no perfectas pero de proximidad, tanto a particulares como a empresas. Una forma de transmitir los valores de sostenibilidad a los empleados. También acciones como las de los espigadores, que dedican a recolectar y comercializar frutas y verduras así con fines sociales, aportan un plus social al producto. ¿Te animas tú también a luchar contra esta discriminación alimentaria?

El caso del pescado entre alimentos feos

Aunque diferentes a las verduras y frutas, el problema de descartes en el caso de la pesca es también importante. Según un estudio de la FAO, el 8% de la pesca se devuelve al mar. En este caso, las razones principales son por ser especies sin valor comercial, por el tamaño, por tener alguna tara, estar dañado un ejemplar o, simplemente, por no estar autorizados a capturar esas especies en ese momento o lugar. Desde 2019 existe una directiva europea que obliga a todos los barcas a llevar a puerto todas las capturas realizadas.

Con esta nueva normativa se ha conseguido que, aunque no sea muy rentable para el pescador, se pueda aprovechar para la industria o, en algunos casos, en comedores sociales ese pescado con poco valor en el mercado. Un tema de reflexión es analizar cómo el valor comercial de según qué especies cambia por razones culturales y de zona de pesca. Quizás se puede aprender de esos aprovechamientos en esos lugares.

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Un pescador, amarrado con su barco

El papel de la gastronomía y la distribución

Una gran responsabilidad en el uso de alimentos feos que no sean perfectos lo tiene la gastronomía. El uso de especies de descarte en el caso de la pesca o en el caso de las verduras y frutas mostrando que no son perfectas, en recetas o consumo diario ayudaría a dar valor a estos productos y evitar su desperdicio. Algo importante por lo que la FAO lleva luchando ya bastante tiempo.

Por su parte, la cadena de distribución debería iniciar, sin complejos, la comercialización de estos productos para llegar o fidelizar a clientes que los comprarían, como sucede en otros países, por razones económicas o de sostenibilidad. ¿Quieres unirte tú también y ser uno más de los que colabore en reivindicar el consumo de los alimentos feos? ¡Pues fíjate en su interior, no en el aspecto!

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