¿Te suena de algo el gyros? Si no te suena, empezamos mencionando que procede de Grecia. Este país, además de por su gran aporte cultural a nuestra civilización, se ha puesto de moda debido a sus playas paradisíacas. Algunas películas, como «Troya» o «Mamma Mia» se convirtieron en objeto de veneración por las masas y despertaron un gran interés turístico por este país. ¿Qué maravillas gastronómicas ofrece? Centrémonos en una de las más conocidas.
Gyros: un formato que conocemos
Estamos ante uno de los platos griegos más conocidos a nivel internacional. Su formato nos recuerda bastante al kebab al que estamos acostumbrados. Incluso llega a asemejarse a los tacos. Sin embargo, cualquier persona que haya pisado el país heleno sabe que el gyros es mucho más.
Si este verano decides visitar Grecia, lo habitual es que aterrices en Atenas. Este suele ser el punto de partida para quienes no se conforman con pisar una isla o dos, suelen ser Mykonos y Santorini. Si eres de los que les gusta explorar, tienes miles de islas donde escoger, además de espectaculares paisajes montañosos como Meteora. En todos ellos podrás adquirir a muy buen precio, menos de dos euros, este plato a base de pan de pita.
Por lo general lleva un relleno a base de carne con lechuga, tomate y cebolla. Sin embargo, al ser cristianos los griegos, no se rigen por la prohibición islámica del cerdo. Así pues, en Grecia este plato contiene muchas veces carne porcina, cosa impensable en Turquía con el kebab. Otro rasgo caracerístico que lo diferencia del kebab es la patata. Es gyros contiene patata en su relleno, además de los vegetales mencionados anteriormente. Sin duda, este detalle puede chocar al viajero acostumbrado al kebab.
Tzatziki: la salsa que marca la diferencia
Aquí viene lo mejor: la salsa. 100% seguro que has escuchado algo sobre el yogur griego, aunque existen dudas de que en realidad se inventara ahí. Pues el gyros se hace empleando una salsa proveniente de él llamada tzatziki. Esta también es típica de Turquía, un enemigo tradicional de Grecia debido a su pasado imperial. Sin embarg0, resulta que ambos pueblos llevan siglos disfrutando de esta deliciosa mezcla de yogur, pepino, limón, eneldo, aceite, pimienta y hierbabuena.
Desde nuestra redacción te animamos encarecidamente a explorar las maravillas naturales y arqueológicas de la cuna de la civilización occidental. Una vez llegues, deberás probar el gyros sí o sí. Si, por el contrario, no puedes viajar en estos momentos o para cuando puedas debes aplazar el vuelo por causas de fuerza mayor, cuentas con otras opciones. Una consiste en acudir a un restaurante griego, cosa sencilla si vives en una gran ciudad. La otra requiere de maña, aunque no mucha, y consiste en hacerlo en casa. ¿Te animas?