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La paleobasura delata el menú de antaño

Si no te has parado a pensar que tus desperdicios alimentarios del ahora pueden ser los descubrimientos del mañana, te invitamos a reflexionar sobre ello. Porque eso mismo es justo lo que está investigando un campo que siempre se vincula con restos de huesos humanos, principalmente. Pero ¿qué ocurre con la comida? ¿Acaso nuestros antepasados no dejaron huellas de lo que consumían día a día? La respuesta es que sí y, en realidad, gracias a la denominada paleobasura, los arqueólogos han podido averiguar algunos datos muy curiosos. El último hallazgo nos traslada a los siglos XV y XVI, concretamente a Sevilla. A continuación te desvelamos más detalles.

Desenterrando viejos consumos

En la arqueología, los rastros humanos que se van encontrando bajo la tierra -en los yacimientos y excavaciones donde se trabaja con un minucioso cuidado- suelen revelar costumbres o usos del pasado. Pero también consumos alimentarios, ya que muchos productos tardan muchísimos años en desaparecer por completo. Mientras otros no dejan ninguna huella transcurrido un tiempo, algunos permanecen ahí escondidos. A la espera de ser hallados por expertos como los del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH). Dentro de su Laboratorio de Paleontología y Paleobiología, un reciente descubrimiento ha delatado cómo era el menú de antaño de los sevillanos.

investigadores
Eloísa junto a otro investigador de su equipo / Foto: juntadeandalucía

La sorpresa respecto a lo que comían ha sido tal que merece la pena presentar los resultados en este texto y hablar un poco de esa paleobasura tan reveladora. Eloísa Bernáldez, responsable del área citada del IAPH, define esta palabra como «una caja negra de la naturaleza» de la que se pueden extraer interesantes conclusiones. Aunque existan importantes limitaciones, ya que solo alrededor del 5 % de todos los desechos se pueden desenterrar. La mayoría restante no, pero por causa de su descomposición, no porque las personas no comiesen esos alimentos. Por tanto, es tarea imposible registrar con certezas la dieta exacta de los antepasados.

restos arqueológicos

«Si analizáramos nuestros cubos de basura dentro de un tiempo, no habría rastro de pan o patatas, podríamos encontrar huesos o raspas de pescados», ejemplifica la doctora en Biología. De esta manera, pero con los hallazgos de la actualidad sobre yacimientos de siglos atrás se han encontrado algunos «secretos» que conviene describir. Antes, debemos resaltar la gran labor que llevan haciendo en el departamento de Bernáldez. Reconocimientos internacionales y estudios que han sido publicados en revistas de prestigio dicen mucho sobre su importancia.

Secretos de la paleobasura en Sevilla: ¡perros!

Aunque puedan existir otros ejemplos de paleobasura en España, las excavaciones arqueológicas en las Reales Atarazanas de Sevilla han facilitado la extracción de acumulaciones de desechos. Datan de entre los siglos XIII y XVIII, periodo alargado del tiempo en el que en dicha zona había viviendas, pescaderías e incluso una cárcel. «Reconstruir la vida» de aquella época ha sido el objetivo del equipo investigador, que ha trabajado en el terreno donde se fueron quedando restos de comida. ¿Y qué han descubierto?

Reales Aterazanas
Reales Atarazanas de Sevilla / Foto: listarojapatrimonio.org

Los secretos de esa paleobasura apuntan al consumo de ostras como «alimento cotidiano, habitual para las clases humildes por su bajo precio». Ahora bien, ello tuvo como consecuencia un frenazo importante al desarrollo del molusco, que presenta un tamaño bastante inferior al de otras zonas de Europa. Con el crecimiento de la población consumidora, la demanda de dicho manjar le llevó a sufrir esa circunstancia.

Sin embargo, la gran sorpresa de los hallazgos recae sobre fragmentos de maxilares de perros de gran tamaño en los que se observan cortes de cuchillo. Una señal muy reveladora. Al igual que en restos de gatos encontrados. Ambos pudieron ser parte del menú, al menos hasta que se introdujo la carne de pavo, tras el descubrimiento de América.

la paleobasura cráneo
Un cráneo de un animal

¿Musulmanes comiendo cerdo?

Otra de las asombrosas averiguaciones podría vincular el consumo de cerdo por parte de musulmanes que vivían en las inmediaciones de la Catedral de Sevilla y la calle Imperial. Algo que no encajaría con los preceptos islámicos por ese deber tradicional-religioso de no comer porcino. Pero suponen una evidencia los restos hallados entre ruinas de casas musulmanas del siglo XII. En este contexto de descubrimientos llamativos también tiene cabida un hueso de vaca contaminado con plomo, mineral que pudo ser ingerido por el ser humano al consumir ese vacuno.

Tras conocer estos ejemplos, está claro que la paleobasura puede desenterrarnos señales muy curiosas sobre los consumos de antaño, esos que ahora nos parecen inadmisibles. Desde los españoles hasta los árabes, este área de la arqueología tan poco conocida también demuestra ser interesante en términos gastronómicos.

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