El conflicto entre Ucrania y Rusia ha provocado un gran miedo de desabastecimiento en España. El protagonista de esta situación ha sido el aceite de girasol. Su compra está limitada y su precio se ha multiplicado. ¿Buscas una alternativa a este aceite? Estas en el sitio perfecto, te contamos todo.
¿Nos quedamos sin aceite de girasol?
La situación actual en los supermercados nos trae recuerdos de mediados de marzo del 2020. Justo cuando comenzaron los rumores de desabastecimiento de productos a causa del covid. Sin embargo, ahora nos llevan al conflicto entre Rusia y Ucrania. Y es que ha causado un gran impacto en el suministro de trigo, maíz y aceite de girasol. Como es mejor prevenir que curar, los ciudadanos han corrido a los mercados a hacerse con una garrafa, mínimo, de aceite. Bajo la excusa de no quedarse sin él.
La OCU ha asegurado que no hay nada que temer, que hay reservas. No obstante, ante la creciente demanda de aceite, los supermercados han limitado sus ventas. Por ejemplo, el Mercadona ha comunicado que solamente se pueden comprar cinco litros de este producto por persona. De esta misma manera, sus precios han subido. Hoy puedes encontrar a 2,50 euros el litro de aceite de girasol. Mientras que en verano costaba poco más de un euro.
Una subida que según el Informe del Consumo de Alimentación, elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, lleva produciéndose desde el año 2018. Un aumento de beneficios del cual también se ha aprovechado el aceite de oliva. El resultado de esto ha sido que ha aumentado sus ventas. En nuestro país, el aceite más demandado con un 35% ha sido el de oliva. Le sigue el de girasol con un 30%. Con un 26,8% el aceite de oliva virgen extra y el resto, un 8,2%, se repare entre el de maíz y otros aceites como el de orujo de oliva.
Más allá del aceite de oliva y girasol
“Hay un montón de alternativas al aceite de girasol. De hecho, no es el más vendido en el mundo. Hay otros que se demandan más y algunos tienen una composición química muy parecida”. Aclara el científico Javier Sánchez Perona. Tal y como se puede comprobar en la Base de Datos Española de Composición de los Alimentos (BEDCA), hay un aceite cuya composición es muy similar al aceite de girasol. Este es el aceite de soja. Aquí es: “el tercero más consumido, pero muy lejos del de oliva y girasol” asegura Sánchez Perona.
No obstante, “El aceite de soja, el más consumido en todo el continente americano. Es rico en ácido linoleico (omega-6). También, un poco por detrás, podemos encontrar: los de maíz, cacahuete, algodón, pepitas de uva, aguacate y orujo de oliva. Este último, a un precio muy similar al del aceite de oliva y girasol, es uno de los favoritos del experto. “Desde mi punto de vista, el aceite de colza y orujo son muy buenas alternativas, pero arrastran mala fama desde hace décadas”.
La mala fama de estos aceites se debe a una intoxicación en 2001. Causada por una adulteración de ambos. Este problema se resolvió, pero la población no la ha olvidado y todavía arrastra este descredito.
Y… ¿cuál es el mejor?
“El aceite de orujo sería la mejor alternativa y el competidor absoluto del aceite de girasol. Puesto que somos los mayores productores y exportadores mundiales. Lo tenemos en nuestro país y es un aceite del olivar” asegura el científico. En cuanto al valor nutricional, las características del de soja y maíz lo equiparan al de girasol. Ya que tienen un alto contenido n ácido linoleico (omega-6).
Sin embargo, “el de colza tiene un alto contenido en acido oleico (el doble que el de girasol y muy cerca del de oliva y del de orujo). Es un buen aceite, pero como tuvimos el síndrome tóxico, no lo queremos consumir”. Confiesa Javier Sánchez Perona.
El pánico social muchas veces es el encargado de provocar los daños. En nuestra opinión, esto es lo que ha ocurrido con el aceite de girasol en España. Y es que el ansia por conseguir una garrafa de este oro líquido ha conllevado su agotamiento en los mercados. Así como su aumento de precio. ¿Lo bueno? esta situación nos ha presentado otras alternativas, como el aceite de soja y orujo, que en otro momento no hubiéramos probado.
