Descubre el inquietante pescado de sosa cáustica. A pesar de que suene a un enrevesado método de suicidio, no es tal. Se trata de un plato muy apreciado en los países escandinavos. ¿Qué papel juega un incendio en su creación según la leyenda? Vamos a verlo.
Bacalao para la oscuridad
Es verano. Con él llegan las noches blancas a los rincones más al norte de Europa. Durante estas, apenas se pone el sol. Justo lo contrario que en invierno, cuando apenas hay un par de horas de luz al día. ¿Cómo hacían los antiguos vikingos para sobrevivir durante estos meses? Una de las claves fue el desarrollo de diferentes sistemas de conservación de pescado. El más peculiar de todos se llama lutefisk. Nos referimos al legendario pescado de sosa cáustica.
¿Sosa cáustica? Con ella es que se hace el jabón. ¿Cómo es que mezclan pescado con un compuesto químico totalmente tóxico? El proceso tiene su intríngulis, por lo que más te vale no jugártela. Recalcamos que nuestra recomendación es que lo compres ya hecho. El largo proceso comienza sumergiendo el pescado (bacalao normalmente) en agua fría durante cinco o seis días. Debemos tener en cuenta que conviene cambiar el agua varias veces durante esta fase.
Lo siguiente será sumergirlo en una solución de agua fría y sosa por dos días más. Esta vez no se cambia. Así pues, comenzará una reacción química que hará crecer al pescado. Incluso por encima de su tamaño inicial. Sin embargo, el contenido proteico bajará un cincuenta por ciento. A ello se debe su consistencia gelatinosa. Al terminar este tratamiento nos encontramos ante un pescado corrosivo. ¡Para! Tu siguiente paso será sumergirlo de cuatro a seis días con agua fría si quieres hacerlo comestible. Debes cambiarla a diario.
¿Cómo cocinar el pescado de sosa cáustica?
Es probable que cada vez que recalcamos la sosa te entren menos ganas de probarlo. En caso de que no te hayamos disuadido deberás conocer las formas más básicas de cocinarlo que existen. Tras la preparación, lo suyo es saturar el lutefisk de agua. Debemos cocinarlo con cuidado para no destrozarlo. Lo mejor será colocarlo en una sartén, salarlo, sellar bien esta y dejarlo cocinar al vapor a fuego muy lento. El tiempo recomendado es de veinte a veinticinco minutos.
Si te gusta el pescado al horno estás de suerte. También puedes ponerlo en una fuente, cubrirlo en papel de aluminio y dejarlo a 225º. El tiempo requerido será, en este caso, de entre cuarenta y cincuenta minutos. Ten muy presente que debes limpiar de inmediato los utensilios que hayas empleado para cocinarlo. Más te vale si quieres volver a usarlos.
Aunque el pescado de sosa cáustica provenga de Noruega, también es típico de Suecia. Allá lo llama «lutfisk». Es decir, le quitan la -e. En Finlandia, por su parte, se conoce como «lipeäkala». Además debemos comentar que no es raro verlo en pueblos canadienses y estadounidenses de origen nórdico. Lo habitual es empezar a consumirlo a partir de noviembre.
Mitos y leyendas sobre su origen
Existen muchas teorías sobre su origen. Una de las más sonadas es una leyenda. Según esta, una familia que constaba de los dos padres y tres hijos, vivía en Lofoten, Noruega. Eran personas trabajadoras que en primavera labraban la tierra y en verano cosechaban. Para septiembre ya tenían listo el pescado seco que comerían en los meses de oscuridad. Sin embargo, llegado el otroño, se dieron cuenta de que solo comerían pescado salado durante la oscuridad. Las fuertes lluvias veraniegas habían arruinado la mayor parte de la cosecha.
Sin previo aviso, un rayo cayó sobre su granero. Este se derrumbó. Cayó por su propio peso al incendiarse las vigas. El resultado fue de montones de peces sepultados bajo una capa de cenizas. No quedaba otra, por lo que intentaron salvarlas introduciéndolas en agua. Para su sorpresa, su tamaño se había duplicado. Achacaron el milagro a los dioses, hacia los cuales quedaron muy agradecidos.
La explicación a este fenómeno la puedes encontrar en la película de «El club de la lucha». Es un hecho que la mezcla de agua y cenizas produce lejía, un compuesto bastante similar a la sosa. En la película, Tyler explica cómo antiguamente lavaban la ropa en la zona del río donde se había consumado el holocausto tras un sacrificio. ¿Y tú? ¿Serías capaz de come bacalao que sabes que ha pasado días sumergido en agua con sosa cáustica?