La rúcula había sido en tiempo de los romanos una de las verduras más apreciadas. Ahora recupera el prestigio y lo hace por méritos propios, después de que solo se recogiera en los bordes de caminos, la comercialización en bolsas a facilitado su regreso. Ya en tiempo de los romanos era muy buscada ya que se le atribuía propiedades afrodisíacas. Actualmente vuelve por su particular sabor amargo y algo picante. Además es muy saludable. Conócela.
Rúcula: un ingrediente realmente sano
La rúcula forma parte de la familia de las coles, el brócoli y las coles de Bruselas. Su cultivo es muy común en la zona mediterránea y su carácter rústico la hace de fácil crecimiento.
Sus propiedades destacan por su alto valor en vitamina K y eso la hace muy apropiada para personas con problemas de calcio y osteoporosis. También ayuda a la coagulación de la sangre y a todas aquellas personas con diabetes ya que reduce la glucosa en sangre.
Además es rica en vitaminas del grupo B en especial del ácido fólico , vitamina A, vitamina C y vitamina E. Cabe destacar su poder antioxidante así como el poder de inhibición de algunas células cancerígenas según algunos estudios recientes.
Para finalizar con sus propiedades la rúcula tiene una gran actividad depurativa de la sangre. También se le atribuyen efectos en el aumento de la libido, probablemente por su alta aportación de vitaminas y minerales.
La rúcula en la cocina
La rúcula se suele comer en fresco pero también cocinada. Cuando se come en fresco sus amplias propiedades están inalteradas por la acción de la cocción. Está muy presente en la cocina italiana en toda clase de ensaladas. También por encima de pizzas y pastas, en forma de crema y en recetas de pesto en sustitución de la albahaca.
La gran mayoría de los usos de la rúcula son en ensalada y en fresco. El amargor que aporta la rúcula acompañado de la acidez del vinagre la convierte en maridaje de cervezas lupuladas tipo IPA y APA. ¿Te atreves a descubrir algún uso nuevo?