Todo mercado se mueve por las tendencias del momento y, el del sector vinícola no es una excepción. ¿Sabes qué es un vino ancestral? Aunque te pueda sonar extraño, viejuno o poco actual, lo cierto es que últimamente en algunas zonas de España se ha puesto de moda. Sin embargo, este tipo de botellas ya llevan con nosotros mucho tiempo, por lo que no son ninguna rareza o novedad de ahora. A continuación te explicamos qué quiere decir esa palabra definitoria y algunas particularidades de los caldos ancestrales.
De Francia y en dos fases
En primer lugar, para saber qué es un vino ancestral debemos viajar hasta Francia porque allí surgió o se descubrió. Por accidente o no, el proceso fue precursor del famoso método champegnoise, ese que se le aplica a los champagnes franceses. También a la elaboración del cava español. Pero bueno, volviendo al concepto que nos ocupa en este artículo, el caso es que en el país vecino lo llaman Pet-Nat (pétillant naturel), es decir, «espumoso natural». Por tanto, puedes deducir fácilmente que es un producto natural.
Su diferencia con otros vinos también está en que, al elaborarse, tiene una única fermentación, pero que se da en dos fases distintas. La primera ocurre en un depósito de acero inoxidable, donde se incorporan las levaduras para que empiecen a desempeñar su papel, convirtiendo azúcares y otras sustancias en alcohol. Luego, ya en la segunda fase, el mosto todavía en ese estado fermentando se traspasa a una botella y se tapa con una chapa para que continúe su proceso.
Pero ya el gas carbónico que resulta de la última fermentación no se escapa, sino que permanece ahí hasta que un consumidor descolcha la botella. Así que ya sabes qué es un vino ancestral, el cual se le podría llamar perfectamente vino espumoso, su sinónimo más utilizado aquí en España. Tiene gran fama en Cataluña, tierra por excelencia de cavas, pero está presente también en regiones andaluzas, extremeñas o manchegas.
Particularidades de un vino ancestral
Entrando más en profundidad en los vinos ancestrales, podemos definirlos como de corta vida pero con unos toques frutales muy frescos. Esto se explica en que son casi mosto y, por tanto, mantienen gran parte de esa esencia de los frutos (uvas) de los que se elaboran. Además de ser fáciles de beber y de tener una graduación nada alta, son caldos muy atractivos en matices porque reflejan muy bien su naturalidad. Esa que la puedes apreciar en los colores y las turbideces de la botella menos brillantes.
Ahora que sabes qué es un vino ancestral, te animamos a que pruebes alguna de sus opciones del mercado. Las hay de tintos, rosados y blancos, además de cavas, por supuesto. Si ya has degustado algún caldo de estos, ¿cuál recomiendas? ¿por qué?