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El roscón de Reyes y el “tonto del haba”

Llega la última festividad de Navidades y con ella, además de la gran ilusión de los más pequeños, la tradición de comer el roscón de Reyes. El famoso postre del día 6 de enero (o merienda del día 5 en algunos lugares) sigue triunfando como el más popular, quizá porque combina el placer gastronómico con la socialización, la diversión y el juego. Aunque las recetas tradicionales siguen siendo las más consumidas en los últimos años, proliferan las nuevas sin azúcar, sin gluten o incluso veganas pero ¿de dónde procede esta tradición? ¡Ven a descubrirlo!

La historia del roscón de Reyes

Como muchas de nuestras tradiciones, estas tienen su origen en celebraciones paganas. En este caso, el origen del roscón de Reyes se remonta al siglo II A.C., cuando se celebraban unas fiestas llamadas “Las Saturnales” para honrar a Saturno, el Dios de la agricultura. Estos festejos también coincidían con los primeros días de crecida del día. En estos días, se libraban del trabajo las clases más bajas y esclavos. Por esta razón, durante un largo tiempo se conoció como la fiesta de los esclavos. En ese momento, el roscón estaba elaborado con masa de pan, frutos secos y miel.

Roscón de Reyes
Roscón de Reyes

El origen del haba

Pasados unos siglos se introdujo como símbolo de fertilidad y fortuna el famoso haba en la torta que se elaboraba. De esta forma, el que la conseguía tenía garantizada la buena suerte y excelentes cosechas durante el año.

A mediados del siglo XVIII, la torta original tuvo una transformación y ya consolidó popularmente la forma de roscón de Reyes. Fue en ese momento cuando un cocinero de la corte de Luis XV añadió una pequeña moneda de oro para que el pequeño monarca tuviera una divertida sorpresa.

Con el tiempo, la moneda se cambió por una figurita y se aprovechó para que esta fuera de un Rey. El afortunado que la encontrase al comerse un trozo del dulce sería coronado como el Rey de la fiesta. Con la introducción de la figura, el haba pasó a tener un significado peyorativo y a quién le tocara debía pagar el roscón pasando a ser el “tonto del haba”.

Así que esta es la historia del roscón de Reyes, un postre contundente en calorías pero delicioso que ha llegado hasta nuestros días con esos símbolos tan peculiares.

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