Ha pasado prácticamente un tiempo desde que celebramos el día de la langosta. En especial el día de la de Newburg. Una receta en la que el crustáceo viene acompañado de mantequilla, crema, coñac, jerez, huevos y pimiento de cayena. Muchos ingredientes, pero el protagonista indiscutible es la langosta. Seguro que quieres recrear este conocido plato. Pero ¡cuidado! no la confundas con el bogavante. Te contamos cómo diferenciarlos.
Langosta vs bogavante
La langosta es un animal invertebrado que pertenece al grupo de los crustáceos. Sus colores, en general, son rojizos y en algunos casos tienen incorporadas franjas amarillas o marrones. Mientras que sus antenas son de color amarillo. Por el otro lado, el bogavante tiene un color azulado. Esta manera es la más sencilla de diferenciación. Sin embargo, al cocinarlo cambia de color y aquí es donde encontramos la problemática. Pues su apariencia cambia a ser rojiza.
Además, ambos crustáceos tienen más o menos el mismo físico. Los dos son decápodos, es decir, tienen cinco pares de patas. No obstante, parte de su disparidad la encontramos en sus extremidades. El bogavante en su parte delantera tiene dos patas grandes con fuertes pinzas. A la inversa, la langosta en su lugar tiene dos largas antenas. Otro punto de confusión aparece con su variante americana. Debido a que esta si que tiene las pinzas muy parecidas al bogavante. Es más, muchos aseguran que debería cambiar su denominación a bogavante americano.
Tanto la langosta como el bogavante tienen un sabor exquisito y son dos alimentos muy requeridos. Pero… ¿saben igual? No. Aunque su gusto es muy parecido, el del bogavante es menos fino y delicado. Ósea que es más contundente.
La langosta y el bogavante son dos animales muy similares. Por ello tienes que estar muy pendiente si quieres saber diferenciarlos en el supermercado o en un restaurante. ¡Recuerda tener en cuenta su color y morfología!
