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Las granadas afganas y su relación con la heroína de los talibanes

Las granadas afganas son la fruta típica del país que aparece en todos los titulares. ¿Qué relación tienen con el narcotráfico y con los talibanes? ¿Aumentará su producción tras la caída del gobierno de Kabul? ¿Influye en algo las relación entre Pakistán y el nuevo régimen que surja? Descubrámoslo.

¿Por qué hay tantos granados en Afganistán?

Afganistán y coronavirus. No hablan de otra cosa los medios de comunicación. Casi todas las noticias tratan de la llegada de los talibanes al poder o de los miles de personas que huyen del país. En lo que casi no reparan es en su precaria economía. Esta se basa principalmente en el sector primario. Más concretamente, en la agricultura de subsistencia. Por ello es que en este artículo trataremos la que sin duda se trata de la fruta por excelencia del país centroasiático.

Que la granada esté tan presente en Afganistán se debe principalmente a la topografía y al clima del lugar. Se trata claramente de un país montañoso. El macizo del Hindu Kush domina el terreno con más de cien montes que superan los 6000 metros de altura. Es en sus cuevas precisamente donde permanecieron ocultos los talibanes durante los últimos veinte años. Así pues, entendemos que a tremenda altitud las temperaturas oscilan en gran manera entre invierno y verano.

Hindu Kush, la altísima cordillera que atraviesa Afganistán
Hindu Kush, la altísima cordillera que atraviesa Afganistán/ Fuente: Pixabay

De media lo habitual es que las temperaturas bajen de los cero grados en los meses invernales. Sin embargo, en verano superan los treinta. Pocos son los árboles capaces de adaptarse a semejante amplitud térmica. Uno de ellos es el granado, también típico de otros países muy montañosos como Armenia.

Granadas afganas: su historia

Antes del comienzo de la guerra en los años setenta, con la invasión soviética, Afganistán era considerado el país de las granadas. No se encuentran tantas variedades de esta fruta en ningún otro lugar. Sin embargo, las hostilidades supusieron que sus exportaciones se vieran mermadas. Hablamos, sobre todo, de los que eran sus dos mayores mercados: Pakistán e India. Una vez terminada la guerra en 2001, aunque con los talibanes aún pugnando por el poder, este sector renació.

granadas afganas
Existen cuarenta y ocho variedades distintas de granadas afganas/ Fuente: Pixabay

Lo hizo en un momento crucial. Como ya dijimos, los talibanes aún esperaban el momento de debilidad que les permitiese atacar al nuevo gobierno. Por ello es que prepararon su propio ejército. Uno de sus principales medios de financiación fue el tráfico de opio, proveniente de la amapola. No en vano, ¡entre el ochenta y el noventa por ciento del opio mundial proviene de esta tierra! En un país en el que cuatro de cada diez afganos vive en la pobreza (según Oxfam), es lógico que muchos trabajen en estas plantaciones para alimentar a sus familias.

Heroína por granadas

Por ello es que el recién caído gobierno de Kabul comenzó a ofrecer ayudas entre 2007 y 2009 a los agricultores. La idea era que cambiasen el opio por las granadas afganas. Estas son muy rentables y constituyen todo un tesoro gastronómico. Afganistán poseé cuarenta y ocho clases distintas. Incluida una sin pepitas. El objetivo de relanzar la granada acertó en los primeros pasos y para el 2009 ya se habían plantado más de dos millones y medio de granados.

Estados Unidos, aliado vital del anterior gobierno, también financió programas de logística. Estos lograron mejorar las condiciones en las que se transportaban para que una proporción mayor llegase a los mercados internacionales. Consistían sobre todo en países del golfo pérsico. Fue un año después en 2010 cuando Afganistán firmó con Pakistán (su mayor importador) un acuerdo de libre tránsito que le permitió llegar al mercado indio. A pesar de que el país de Ghandi sea enemigo de Pakistán, este no puso trabas a que los camiones afganos llegasen a la India.

Los problemas de las granadas afganas

La provincia que más granadas afganas produce es, sin duda, la de Kandahar. En esta provincia fronteriza con Pakistán se cultivan unas 806 hectáreas de esta fruta. Sin embargo, una gran dificultad que enfrentaban los agricultores es el control fronterizo entre ambos estados. La presencia de talibanes al otro lado de la frontera pakistaní suponía problemas de seguridad. Además de que las granadas se venden demasiado baratas en este país, lo que no compensa el arduo camino de los afganos por carreteras de montaña.

mujeres afganas
Muchas son las mujeres que huyen de Afganistán con el temor de que el nuevo régimen les imponga las mismas humillaciones que el anterior gobierno talibán/ Fuente: Pixabay

Los agricultores llevaban tiempo pidiendo abrirse a mercados más accesibles y seguros como Irán. Sin embargo, sus demandas no fueron atendidas. El programa para cambiar opio por granadas tampoco dio el resultado esperado. No impidió que los talibanes aumentasen la superficie cultivada. Estos siguieron financiando su ejército con el narcotráfico mientras expandían sus dominios y sus cultivos. El resto es historia.

A partir de ahora surgen nuevos interrogantes. Los talibanes han prometido acabar con el narcotráfico que les financió tras el fin de la guerra. ¿Cumplirán la promesa? ¿A dónde irán los agricultores del opio? Otra incógnita importante serán las relaciones con Pakistán. Este fue de los pocos estados que reconoció el anterior régimen integrista. ¿Si las relaciones son buenas esto supondrá un comercio entre ambos más seguro, provechoso y próspero? Estaremos pendientes.

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