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Hacia una acuicultura más sostenible y nutricional

Un estudio de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria  demuestra que la lubina procedente de la acuicultura mejora las características nutricionales para el consumo. Concretamente las lubinas seleccionadas genéticamente. Estas han sido criadas con el uso de dietas alternativas, más sostenibles. Todo ello mejora su calidad y características nutricionales para el consumo humano.

Es decir, que tanto la selección genética como la alimentación con productos sostenibles dan como resultado un ejemplar con menos grasa perivisceral. También son más ricos en nutrientes como el omega-3. Además, durante la cría se produce una retención más eficiente de las proteínas. Mejorando el coeficiente de digestibilidad para la proteína y aminoácidos de la dieta se aumentan así la disponibilidad de los nutrientes para la lubina.

La genética y una alimentación más sostenible en la acuicultura

El principal objetivo de esta investigación era determinar la eficacia de la selección genética para el crecimiento de la lubina. Pescado que en un 90% se comercializa a través de ejemplares procedentes de la acuicultura. Actualmente la producción roza las 300.000 toneladas anuales.

El trabajo permitió, además, presentar una dieta alternativa que pueda sustituir, de forma parcial, la harina de pescado por harina de ave. También reemplazar totalmente el aceite de pescado por una mezcla de aceite de ave con un nuevo aceite de microalgas. Todo ello constituye todo un paso adelante en pro de la sostenibilidad para la industria de la acuicultura. Así junto con la selección genética de los peces ayuda a emplear nuevas estrategias nutricionales a la hora de producir piensos en el cultivo de peces. Esto permite  incluir ingredientes mucho más sostenibles en la alimentación.

 

Pescados

Fomento de la economía circular en acuicultura

El desarrollo sostenible de la industria acuícola se basa en el uso de materias primas alternativas convencionales y emergentes. Todas aquellas que puedan contribuir a una economía circular. Que de esta forma permitan reducir la dependencia de las harinas y aceites de pescado procedentes de poblaciones de peces oceánicos.

Todo ello demuestra que la investigación en el campo de la acuicultura nos lleva a una producción más sostenible. También una mejora nutricional como alimento de nuestra gastronomía.

Escribe:

Santi Llinares

Director

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