Desde cualquier consumidor desconocido hasta el mismísimo presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, la confusión que hay en torno al jamón serrano o ibérico es seria. Por eso, en este artículo queremos aclararos bien cuáles son las particularidades que identifican y, por tanto, diferencian a uno del otro. ¿Es necesaria una constante formación con más campañas que se centren en estos dos productos típicos españoles? Sin duda, una de las estrellas de nuestra gastronomía -el jamón- necesita ser bien conocida por todos para que también desde fuera ese prestigio que tiene se vea reflejado. Aprende más sobre estos jamones aquí.
Descubriendo el origen del jamón serrano o ibérico
Realmente no son necesarios unos conocimientos muy expertos para poder saber si estás frente a un jamón serrano o ibérico, pues tan solo dos distinciones caracterizan a uno y otro producto. La primera tiene que ver con su origen o genética. Es decir, que los jamones serranos se obtienen del cerdo blanco (sobre todo de la raza Duroc o Pietrain, aunque hay más) y los ibéricos proceden de un animal con 50 % raza ibérica, mínimo. Esta última le otorga al alimento cárnico un aspecto más oscuro que el otro. Sin embargo, a simple vista pueden parecer iguales ambos. De ahí la importancia de leer las etiquetas como sucede en otros productos.
Por otro lado, la segunda distinción entre un jamón serrano o ibérico está en la alimentación que ha tenido el cerdo durante su vida. Así, es solo de piensos en el primer caso y tanto de pienso como de bellota en el segundo. Precisamente de este aspecto diferencial se conocen a los jamones ibéricos de bellota, dado que los animales comen este fruto.
Entonces, en los jamones serranos, los cerdos se crían en granjas y después las piezas se comercializan con el logotipo exacto ETG-Jamón Serrano en su etiquetado. Eso siempre que hayan cumplido los requisitos mínimos de calidad, por supuesto. Por otro lado, las designaciones de «Bodega», «Reserva» y «Gran Reserva» aluden al tiempo de curación, según si han estado nueve, doce o quince meses, respectivamente.
En cambio, el etiquetado blanco del ibérico hace referencia a cerdos de granja alimentados con pienso; el verde se refiere a los engordados con pienso y suplemento de bellota en dehesa; el rojo a esos que solo han consumido bellota; y el negro identifica a los jamones 100 % ibéricos. Quedan claras así las asignaciones, aunque siguen existiendo dudas porque la mayoría de consumidores están desinformados.
Por tanto, desde la Asociación Interprofesional del Cerdo Ibérico (ASICI) y desde el Consorcio del Jamón Serrano Español consideran que son necesarias más acciones de promoción adecuada. Todo para que el jamón serrano o ibérico sea fácil de identificar.
Fuente: EFE