Parece un milagro. Del Valle de Aridane, la zona más dañada por la erupción del volcán de La Palma, ha surgido una nueva cerveza artesanal. Se trata de Cerveza Nitrato, nombre en honor al “Nitrato de Chile”.
El abono fue el rey en el siglo pasado. Es más, en Santa Cruz de La Palma quedan uno de los pocos carteles publicitarios. Hasta la isla llegaban de Chile barcos cargados de este fertilizante natural. Un abono compuesto por nitrato de sodio que nutría a las plataneras.
Cerveza Nitrato, la nueva cerveza artesanal de La Palma
La fábrica de cerveza artesanal Gara es la única que elabora cerveza artesanal en el Valle de Aridane. Prepara tanto cervezas propias como para otras marcas. Lo llamativo es que sacó Cerveza Nitrato en la semana del 13 de septiembre de este año. La misma semana de la erupción del volcán. Salió una primera edición de 3.000 botellas con la silueta negra de un jinete a caballo sobre fondo amarillo en su etiqueta. Nadie se podía imaginar que el día 19 el volcán de Cumbre Vieja entraría en erupción. Pero el jinete siguió galopando.
Desde la fábrica de cerveza Gara, en Los Llanos de Aridane, se ve perfectamente el volcán, pues está a tan solo 6 kilómetros en línea recta. En pocas horas la cervecería quedó a un kilómetro de la zona de exclusión. “Los gases y las cenizas impidieron trabajar con normalidad”, nos cuenta Orlando Vargas, al frente de Gara. Pese a todo, “seguimos fabricando, aunque en lugar de nueve tanques trabajamos con tres”. El agua de La Palma, famosa por sus acuíferos, es la “única blanda de Canarias” y sigue siendo la gran ventaja de la isla para la elaboración de cervezas como Gara, “princesa del agua”, según la mitología aborigen.
Cerveza Nitrato es una blonde de alta fermentación. “Está teniendo una gran aceptación y la imagen ha gustado bastante”, dice Vargas. Tanto, que han decidido darle continuidad y ya tienen cerveza lista en las tanquetas para sacar en los próximos días 6.000 botellas. Sus etiquetas llevarán esta vez el lema “Aguanta Bonita”. Eso es lo que todos deseamos, que los palmeros y sus magníficos productos aguanten.
Escribe: Mónica Uriel.Periodista
