Inicio Gastronomía Leche condensada: ¿nociva?

Leche condensada: ¿nociva?

Se habla mucho sobre la leche condensada. Sin lugar a dudas, esta delicia para los más pequeños es fruto de controversia. Existen muchas personas que la acusan de dañar nuestra salud. Sin embargo, esta afirmación es matizable. ¡Veamos por qué!

¿De dónde viene la leche condensada?

La leche condensada, en resumidas cuentas, proviene de deshidratar parcialmente la leche fresca. De esta manera obtenemos un líquido espeso. Así pues, nació como método de preservación. Es decir, a las bacterias les cuesta proliferar ante la falta de agua. Sin embargo, el periodo de conservación no dura mucho. Por esta razón es que los fabricantes le echan azúcar después.

Aquí está el quid de la cuestión. Por un lado nos encontramos en que el contenido en grasas saludables y proteínas es mayor que en la leche entera. Por el otro, tenemos una alta proporción de azúcares. Es decir, ¡54 gramos por cada cien son de azúcar! Disparar la insulina de golpe para combatir tal cantidad de azúcar puede causar trastornos a lago plazo. Además, el abuso está relacionado con diabetes y enfermedades cardíacas.

leche condensada
Cuenco con leche condensada para repostería/Fuente: Pixabay

Sin embargo, entre los beneficios volvemos a resaltar las las proteínas de alto valor biológico. Estas triplican la presencia que tienen en la leche entera. Es decir, en la leche condensada tenemos 9’2 gramos de proteína por cada cien. También aumenta la concentración de vitaminas como la A, D, B2 y B12. Además de estas, podemos encontrar mayor proporción de minerales y oligoelementos respecto a la leche entera. Algunos son calcio, potasio, fósforo, magnesio y cinc.

¿Qué guerra la popularizó?

A principios del siglo XIX las intoxicaciones por consumo de leche eran constantes. Sin embargo, un francés llamado Nicolas Appert la evaporó entre 1820 y 1822 para alargar su vida útil. No fue suficiente y en 1835 William Newton le incluyó azúcar. Sin embargo, su descubrimiento no trascendió. Fue Gail Borden en 1852 que investigó tras ver cómo tantos ingleses morían intoxicados.

Dio con el punto exacto para evaporar la leche, evitar que cuajara y añadir el azúcar. La patentó en 1856 y su compañía tuvo éxito. Es decir, el ejército unionista de Estados Unidos la requería para alimentar a sus soldados en plena guerra civil. Fue este misma conflicto el que la popularizó.

Conclusiones

Como hemos podido comprobar, la leche condensada no está exenta de beneficios. Sin embargo, los riesgos suponen la necesidad de llevar un consumo moderado para evitar los perjuicios. Puedes darte un capricho de vez en cuando sin preocuparte. Sin embargo, no debes incluirla en tu diera de forma habitual. Otra manera es, si te gusta la repostería, hacerla en casa sin azúcar. ¿Qué te parece?

 

 

Compártelo