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Mercurio en el pescado: claves y consejos

Este metal presente en determinadas cantidades preocupa en cierta medida a las autoridades sanitarias, que van actualizando regularmente las recomendaciones. Las últimas se publicaron este mes de noviembre, ya que se debe ir controlando que el mercurio en el pescado no suponga un riesgo serio para la salud. En este artículo contamos todo lo que necesitas saber sobre este asunto y te desvelamos las claves más relevantes del tema. Desde el origen de la presencia del elemento en diferentes especies marinas hasta los efectos perjudiciales si llega en exceso al organismo humano.

El problema del mercurio en el pescado

Este es un tema que tiene mucho recorrido desde que en su día se descubrió la presencia del metal en animales marinos, especialmente pescados. Desde los más pequeños a los más grandes. Sin embargo, es evidente que este hecho no supuso ni supone un problema tan serio como para prohibir el consumo. Son muchas las propiedades y, por tanto, beneficios que en una dieta sana aporta este alimento. Eso sí, los consejos para añadirlo en ciertas cantidades a las comidas semanales deben seguirse para evitar males.

Pero, hablando de eso último, ¿cómo llega dicho metal a los peces? El principal causante está, una vez más, en la actividad propia del hombre, quien a través de la actividad industrial termina llevándolo al mar. Antes de la acción humana, este elemento solo acababa en el mar por la erosión de las rocas o erupciones volcánicas. Ambos procesos naturales fueron vertiendo mercurio en suelo, plantas y agua, pero en pequeñas cantidades. Fue después de la explotación por la industria para usarlo como materia prima cuando los mayores residuos del metal terminaron en el ecosistema marino y, así, en los peces que lo habitan.

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Atún en el mar

Pero todavía el asunto pasa a cobrar más relevancia porque el mercurio inorgánico vertido se convierte en metilmercurio, que es más tóxico y el que termina depositándose en los pescados. Esto se produce por la reacción de las bacterias al contactar con el metal. Entonces, en definitiva, el uso de combustibles fósiles, la incineración de residuos sólidos u otras formas de aprovechar el elemento químico están en el origen. Esa contaminación de las especies es culpa del ser humano, quien luego recibe su propia medicina al comer.

Últimas recomendaciones de AESAN

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) actualizó a principios de noviembre de 2019 sus recomendaciones respecto a este problema del mercurio en el pescado. Así, dado que las consecuencias son diferentes para varios colectivos distintos, explica que:

  • Niños, embarazadas y madres lactantes deben mantener una restricción mayor en la comida de cuatro especies con alto contenido del metilmercurio. Estas son el pez espada o emperador, el atún rojo, el tiburón y el lucio, aunque existen otros peces que también tienen bastante cantidad. De esta manera, los pequeños de entre 10 y 14 años deben limitar la ingesta a unos 120 gramos al mes. La agencia recomienda comer pescado azul y blanco de especies pequeñas.
  • En cambio, para el resto de la población, aconseja seguir un consumo de tres o cuatro raciones máximas por semana, intentando variar los tipos de pescados.

Cantidades de mercurio en el pescado

Dado que la cantidad de mercurio en el pescado no es la misma en todos los casos, conviene saber cuánto metal contiene cada especie. Para ello, es clave la grasa del animal y su tamaño. El primer aspecto influye porque dicho elemento químico se adhiere mucho mejor al cuerpo grasiento que a otras partes del pez. Luego, el segundo es un tanto lógico: los peces más grandes comen más y se alimentan de otros pequeños (con mercurio). Esto repercute en mayores niveles ingeridos que después llegan al consumidor.

Aclarado eso, la clasificación del mercurio en el pescado queda de la siguiente manera, recordando que ya se ha incluido entre los de alto contenido (más de 0,3 partes por millón) a las cuatro especies citadas.

– Contenido moderado (entre 0,09 y 0,29 ppm): bonito del norte, carpa, bacalao, pargo, anguila, langosta, rape, raya, lubina y halibut. 

– Contenido bajo (menos de 0,09 ppm): anchoa, sardina, salmón, lenguado, rodaballo, merluza, dorada, trucha, palometa y un largo etcétera.

Balfegó
Atunes rojos en Balfegó / Foto: balfego.com

Consecuencias del mercurio en el organismo

Ingerir en exceso el metilmercurio tiene una serie de consecuencias para nuestro organismo, pues es una neurotoxina que afecta al sistema nervioso central en desarrollo. De ahí que tanto feto como niños pequeños sean los más vulnerables, como se ha explicado antes. El elemento puede atravesar fácilmente la placenta y la barrera hematoencefálica por lo que conviene llevar cuidado al consumirlo mucho. Aparte de eso, en general, se han detectado efectos en el aumento de peso, la función locomotora e incluso la auditiva. 

No obstante, no debes preocuparte ni dejar de comer un alimento que es muy recomendable en la dieta. La recomendación está fijada en tres o cuatro raciones por semana. Así, el mercurio en el pescado no es un riesgo, a menos que casi todos los días lo incluyas en tus menús. Ya sea fresco -cocinado a la plancha o al horno- o en conservas -cuyos niveles del metal son incluso más bajos en este formato- disfruta de este manjar.

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