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Vinos El Hierro, rompiendo esquemas

Escribe: Mónica Uriel Periodista

Hasta hace no mucho tiempo, cuando era más difícil tener agua que vino en la isla, los vinos de El Hierro eran de autoconsumo. Actualmente aumentan las bodegas al mismo ritmo que su calidad, rompiendo los esquemas a los catadores. Para valorar mejor sus caldos es importante recordar la historia y conocer la isla canaria. Todo ello va vinculado a la escasez de agua. Así se forjó en El Hierro una viticultura de subsistencia, de esfuerzo y de hermandad reflejada en la ayuda de todos en la vendimia.

Viticultura heroica

La mayoría de las familias herreñas siempre ha tenido un pequeño terreno con viñedos. Son nanoterrenos, minifundios al extremo, con una media de 0,2 hectáreas por parcela. Y además los viñedos crecen en terrenos abruptos y terrazas. Tienen un rendimiento muy bajo, con una recogida a mano y una explotación que no obedece a la lógica empresarial. Es la viticultura heroica en todos los sentidos.

El primer viñedo en El Hierro lo plantó un inglés, Jonh Hill, en el siglo XVI. Marcada la isla por la falta de agua, la que se recogía con los aljibes iba para los animales y el vino era lo que más bebía la gente. También la destilación y exportación tuvo importancia para la isla.

Viñas El Hierro. Foto: AMN
Viñas El Hierro. Foto: AMN

Hasta 1994 los vinos de El Hierro no consiguieron la Denominación de Origen y lo hicieron con solo dos bodegas. Hoy hay ya 14, en su mayoría pequeñas y familiares, a excepción de la cooperativa. Lo que retrocede, eso sí, es la producción. El Valle del Golfo, donde más se cultiva, desde Frontera hasta Sabinosa, llegó a producir 2 millones de kilos hace un siglo.

En la actualidad, en un año normal se producen 250.000 kilos. Se han ido perdiendo hectáreas: de las 196 que había en 2000 hoy quedan 116. Todo ello ha sido provocado por la falta de relevo generacional que se acentúa por una viticultura muy dura. Solo la valoración, como se merecen sus vinos, puede hacer crecer la viticultura en El Hierro.

El carácter marcado del suelo, las variedades y el clima

El suelo volcánico y la lejanía hizo que no se desarrollase la filoxera como en Europa. Por ello, las variedades son prefiloxéricas y la vid está plantada en pie franco. Hablar de vinos El Hierro, en su mayoría blancos, es hablar de la variedad Vijariego (o Verijadiego), con una acidez muy marcada. También del Verdello, que le supera en acidez, y del Baboso.

Vinos D.O EL Hierro. Foto: Mónica Uriel
Vinos D.O EL Hierro. Foto: Mónica Uriel

“La mezcla del Vijariego y el Baboso blanco llama mucho la atención”, nos cuenta Alfredo Hernández, técnico de la D.O. Nos recibe en la casa del Aguardiente, que alberga el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Vinos de El Hierro. De hecho, “los vinos de El Hierro rompen los esquemas a los catadores”. Estos vinos son de vocación alcohólica al estar expuestos largas horas al sol las viñas, que reciben el último haz de luz de Europa.

Junto a los blancos secos y semisecos, destacan los semidulces y dulces, como el que sale de la bodega Viña Frontera, el Gran Salmor Dulce, potente, de corte ajedrezado, a base de uva Marmajuelo, Gual y Vijariego. Es de destacar el gran trabajo que se está realizando en la D.O. de El Hierro en la búsqueda y reconocimiento de variedades. Algunas de ellas desconocidas, como el hallazgo recientemente de ocho “nuevas” variedades. El tiempo, el suelo y las condiciones climáticas han hecho evolucionar a muchas variedades de forma diferente en esta isla. Su conocimiento y conservación merecen una especial mención.

Bodega Elysar. Foto Mónica Uriel
Bodega Elysar. Foto Mónica Uriel

Una de las 14 bodegas de vinos de El Hierro es Elysar. Con solo seis años de vida su Tinto Lajiales Herreños se alzó con el Bacchus de Plata en 2018. Y su vino el Gran Malpaso Blanco Seco obtuvo el Bacchus de plata en 2019. Su propietario, Ambrosio Martín, comenzó a hacer vino después de que la crisis le sacó del sector de la construcción. A modo de cubas tiene tanques reciclados de transporte de leche. De aquí salen seis tipos de vinos, 20.000 botellas en total, un millar de ellas de Baboso.

 

“El Baboso está fuera del abanico de los sabores normales. Estos vinos son diferentes”, nos cuenta Ambrosio, que hace un “cultivo integrado” y solo utiliza algo de azufre para mitigar los posibles daños de hongos que pueden proliferar por los vientos aliseos.

En definitiva, esto nos ofrece la isla canaria con sus vinos El Hierro tan particulares, fruto de variedades vinícolas únicas que se encuentran en la región.

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