Tuvimos el placer de conversar con Carla Marsà, cofundadora de Karetta Maluca, una marca de vinos con un objetivo claro: ayudar a los animales en peligro de extinción. Carla hizo realidad su visión de fusionar dos de sus pasiones, la conservación de los animales y el vino.
El inicio de Karetta Maluca se remonta a los días en que Carla, habiendo estudiado biología, se aventuró a Australia en busca de nuevas experiencias. Allí, se encontró con una bodega que colaboraba con comunidades africanas para proporcionarles acceso a agua potable. Este encuentro sembró la semilla de una idea: fusionar la conservación de especies en peligro con el mundo del vino. Con la ayuda de su compañero Lavin, que la guió en la parte más técnica del negocio, la empresa se pudo inaugurar en agosto de 2022.
El proceso de encontrar proveedores que compartieran la visión y los valores de la marca no fue tarea fácil. Sus requisitos eran estrictos, buscaban una bodega que fuera sostenible y que les permitiera crear un vino vegano y de calidad. Encontraron como única opción un proveedor en Alicante, el socio perfecto que les ayudaría a mantener su idea de emprendimiento.
Una de las decisiones más significativas a las que se tuvieron que enfrentar fue la selección de las ONG a las que donarían parte de sus ganancias. Desde su experiencia como voluntaria en una ONG de conservación de tortugas marinas en Cabo Verde, Carla tuvo claro qué especie sería la primera beneficiada. Sin embargo, para las demás especies, el proceso supuso investigar y contactar con numerosas organizaciones, buscando aquella que les transmitieran la transparencia y el compromiso que buscaban. Para ellos, la transparencia, reflejada en la publicación de los recibos de donaciones en su sitio web, es un pilar fundamental para construir la confianza de los consumidores en un mercado donde la responsabilidad social es cada vez más relevante.
En cuanto a la estrategia de venta, aunque comenzaron con la venta online directa al consumidor, les tomó poco tiempo comprender que no sería la mejor opción. Los gastos en publicidad y Marketing que requería eran incompatibles con su situación de pequeña empresa, por esto decidieron vender a tiendas y restaurantes veganos, que les ayudan a crear un impacto positivo en el planeta vendiendo el vino.
El futuro de Karetta Maluca está marcado por el deseo de estar presentes en más restaurantes, donde cada copa de vino no solo deleite al paladar, sino que también contribuya a la preservación de la vida silvestre. Para Carla y su equipo, el éxito no se mide solo en cifras de ventas, sino en el impacto positivo y duradero que pueden generar en el mundo que compartimos con tantas otras especies.