Insectos como fuente de proteína. Lo que hace escasos años repugnaría a cualquier occidental puede convertirse en necesario para preservar nuestro planeta. Producir un kilo de carne nos cuesta 16.000 litros de agua. Por otra parte, para esa misma cantidad pero de grillo se necesita una cantidad 2.000 veces menor. Es por ello que los emprendedores ya se han lanzado a la piscina con negocios que giran alrededor de la producción masiva de alimentos que, más que resultar asquerosos, son muy saludables.
Pura proteína
Trillions, nacida como Insectfit, fue la primera en España en el mundo del deporte. Nadie había transformado el grillo común en harina antes para obtener sus proteínas. Actualmente diversifica su producción más allá del público deportista del inicio. Cuenta con una inversión de 50.000 euros que se ampliará hasta 150.000 en 2020. Ansía doblar las ventas de cuando nació. Aquel año vendió 42.000 barritas energéticas.
La startup española Becrit ya ha lanzado su línea de batidos de proteína de insectos. Uno de los fundadores, Sergi Playá, probó los grillos en Camboya como cocinero. Su primera preocupación fue cómo presentar estos invertebrados de forma atractiva en occidente. Utilizar insectos como fuente de proteína debe resultar apetecible.
La elaboración comienza con el tueste de los insectos criados en Holanda. A continuación, estos se pulverizan y se convierten en harina. Esta se mezcla con los ingredientes que aportan sabor y un superfood con antioxidantes y vitaminas. El resultado es un batido de fresa con chocolate blanco y un toque de baobab, vainilla con coco y canela o chocolate con maca.
El público objetivo de estos batidos consta, actualmente, de deportistas. Batidos como el recién mencionado contienen 22,5g de proteína por cada 30g. Una proporción altísima. No obstante, estos insectos cumplen otras funciones. La compañía salmantina Mealfood también los vende para alimentación animal, abono y uso sanitario.
Ansía producir 15.000 toneladas anuales de insectos. Caixa Capital Risc y la sociedad de inversión colectiva del CDTI Innvierte Economía Sostenible se han unido con ella. Estas dos aportarán un 40% del capital del proyecto. Invertirán 50 millones de euros en la primera fase, algo que demuestra la apuesta que se quiere hacer por estos productos.
Nuevos tiempos
La empresa Mealfood se especializa en la cría del escarabajo molinero. La extracción de quitosano es un ejemplo de uso sanitario. El compuesto tiene propiedades antimicrobianas, antivirales y antifúngicas. Se usa para el tratamiento de aguas y la creación de films protectores. Por no hablar de la fabricación de apósitos sanitarios. Puede luchar contra el colesterol.
El consorcio europeo Valusect aprovecha los recientes cambios alimenticios en el continente. Algunos de estos tienen que ver con la conciencia por una alimentación saludable y sostenible. Un ejemplo es la reducción del consumo de carne roja. Ahora durante el coronavirus la seguridad alimentaria también ocupa un lugar relevante en la opinión pública. Puede favorecer el consumo de insectos como fuente de proteína.
Esta entidad agrupa empresas de 7 países europeos del sector. Este recibió 300 millones de dólares en inversión solo en 2019. Ofrece bonos de hasta 40000 euros a los productores de proteína de insectos. Su objetivo es hacer más ecológica la producción de insectos como fuente de proteína.
En 2018, la Unión Europea abrió el mercado de los insectos en el mundo de la alimentación. Aquel mismo año Carrefour lanzaba su línea de grillos y gusanos especiados. Los comercializa como productos gourmet. Prueba de ello es que el kilo de grillos sale a 500 euros. Es probable que con el paso del tiempo pasen de delicatessen a alimento básico debido a sus beneficios. En Amazon también se pueden comprar.
Insectos como fuente de proteína: el futuro
Según la mencionada Becrit, el kilo de proteína de insectos es mucho más sostenible que la ternera. Un kilo de grillos conlleva 2.000 veces menos de agua, 10 veces menos de alimento y 13 veces menos de espacio. Esta última es una buena noticia para los bosques. También presumen de emitir 3.000 veces menos de CO2 que la industria cárnica.
Los datos apuntan a que es un negocio con mucho potencial. Además, otro beneficiado puede ser nuestra salud. El exceso de carne roja puede conllevar problemas cardíacos. Por no hablar de que está declarada por la OMS como probable carcinógeno. Otra posible consecuencia es la diverticulitis. Se trata de la inflamación de los sacos que recubren las paredes del colon.
La FAO señaló en 2013 que estos animales conforman parte de la dieta de al menos 2.000 millones de personas en todo el mundo. Es probable que la proporción aumente. No te asombres si en 10 años te ponen una tapa de escarabajos en el bar de la esquina porque insectos como fuente de proteína son el futuro.