Hace ya algún tiempo que vemos en mercados, vinacotecas y tiendas algunas bodegas que muestran como envejecen sus vinos bajo el mar para crear lo que llamamos vinos submarinos. En un momento que todo el mundo quiere resultados rápidos es paradójico que utilicemos la aparente tranquilidad del fondo marino para acelerar algunos procesos.
Y es que un valor de los vinos submarinos es adelantar la crianza de algunos vinos aunque la real es crear vinos diferentes. La temperatura más constante del fondo marino, la mayor ausencia de ruidos, de luz y unas condiciones de humedad y presión determinadas ayudan a evolucionar el vino. Sucede con todos los vinos ya sean tintos, rosados o blancos. También en vinos espumosos. El sosiego del fondo marino aporta de forma más rápida vinos más redondos, con más matices de los aromas secundarios y terciarios que le dan más armonía a los aromas primarios del vino.
Aunque sean submarinos la maestría sigue estando en la tierra
Existen ya muchas bodegas en España como es el caso de Crusoe Treasure que realizan estos envejecimientos pero también en el resto de mundo. Países como Francia, Italia, Chile y Estados Unidos están en el mercado con estas interesantes propuestas. La búsqueda de vinos diferentes hace que los vinos submarinos como los vinos envejecidos en cerámica sean propuestas muy interesantes para los amantes del vino.
Nos es fácil decir que equivalencias tiene la permanencia en el fondo marino de un vino respecto a una barrica. Los más expertos apuntan que el proceso en el mar se puede duplicar es decir un vino submarino que permanezca seis meses obtiene resultados similares que doce meses en barrica. En todo caso no es proceso solo para acelerar si no que la evolución simplemente es diferente. También los costes son más caros por el tipo de manipulación y las limitaciones que existen. Además hay que añadir que la base de un buen vino empieza en la viña y en sus elaboradores. Aunque el mar puede ayudar algo no mejora los vinos mediocres aunque si los hace algo diferentes.
