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Flynn McGarry, el joven chef revolucionario

Los hermanos Roca, Ferran Adrià, Alain Ducasse, Anne-Sophie Pic, Ángel León, Gordon Ramsay, Elena Arzak, Martín Berasategui, Carme Ruscalleda, Pedro Subijana… podríamos ocupar páginas y páginas enteras mencionando a chefs que han dedicado su vida a la cocina, a reinventarse año tras año y a hacernos disfrutar de sus creaciones. Quizás, una de las cosas más bonitas de la gastronomía es que, como la música o la pintura, es un idioma con el que los cocineros se expresan y emocionan a los comensales. Y puede que sea más bonito aún cómo esa pasión por los fogones no se extingue. Una de las pruebas más claras ahora mismo es el emerger de jóvenes chefs como el cada vez más conocido Flynn McGarry. El californiano de 22 años lleva más de la mitad de su vida dedicada a la cocina. Ha trabajado en algunos de los mejores restaurantes del mundo, con solo 19 años abrió su propio establecimiento y en la última edición de Madrid Fusión fue uno de los ponentes. “Niño prodigio«, le llaman algunos.

De una cocina en la habitación a un restaurante en Nueva York

La curiosidad por la cocina despertó en Flynn a los 10 años. Pronto ese interés se convirtió en una pasión sin límites. Pudo haberse apuntado a una academia para comenzar a aprender las nociones básicas de la cocina; al fin y al cabo, era solo un niño. Sin embargo, sus padres optaron por una alternativa: el aprendizaje autodidacta. ¿Sabes esa historia de que Apple comenzó en un garaje -o eso dicen-? Pues bien, la carrera culinaria de Flynn McGarry empezó en una cocina -equipada con artículos cuyo precio total ascendía a los 6.000 dólares aproximadamente- en su habitación. Sí, como lo lees: en su habitación, en vez de encontrar juguetes con los que un niño de su edad jugaría, había máquinas para sellar al vacío y placas de inducción.

Así, empezó a cocinar para la familia y amigos; aprendió viendo vídeos y leyendo, sobre todo leyendo -se dice que su primer adquisición fue The French Laundry Cookbook, de Thomas Keller-. Incluso decidió estudiar desde casa porque así tenía más tiempo para practicar en la cocina. Inquieto y con ganas de crecer en este mundo, probó varios formatos de negocio: empezó con 13 años con el concepto de pop-up: llamó Club Eureka a este negocio en el que la idea era servir un menú degustación -elaborado por él mismo y valorado en unos 160 dólares- a un número limitado de comensales. 

Flynn McGarry
Flynn McGarry, el chef californiano que muchos consideran un niño prodigio | Fuente: madridfusion.net

Cuando la ciudad de Los Ángeles se le quedó pequeña, se mudó a Nueva York. Allí continuó con la idea de Eureka, pero de manera más permanente. Eso sí, sin dejar ni un solo segundo de aprender: en esa época dedicó su tiempo también a colaborar y hacer prácticas en restaurantes internacionalmente conocidos -por ejemplo, en el Eleven Madison Park, considerado el mejor restaurante del mundo en 2017-.

Un paso más allá

Bien es cierto que la idea de las pop-up le ayudaron a crecer gastronómicamente y, sobre todo, a hacerse un hueco en el mundillo. Sin embargo, como buen chef de alta cocina en potencia que era, esos retos ya se quedaban un tanto pequeños. Él ansiaba crecer, brillar. Es por eso que, a la edad de 19 años, abrió GEM, su propio restaurante en el Lower East Side –Manhattan, Nueva York-. “Durante el día, el restaurante funciona como el salón del barrio. Estamos abiertos para el café, el almuerzo ligero y el vino”, explican desde el propio restaurante. Para la cena, “nuestro menú a la carta se centra en el marisco y las verduras locales, con algún plato de carne ocasional”.

Su crecimiento exponencial en tan poco tiempo le llevó a ganarse el apodo de “el Justin Bieber de la cocina” -cantante que también consiguió mucha fama y prestigio muy rápidamente siendo muy joven-.

Flynn McGarry, un “rebelde con causa”

Es bien sabido que el mundo de la hostelería ha sido uno de los más azotados durante la pandemia del coronavirus. No obstante, como tantos otros chefs, Flynn McGarry ha podido resistir y su restaurante neoyorquino continúa ofreciendo una experiencia gastronómica única. Puede decirse que uno de los factores que hacen que sus menús sean tan especiales es que busca, siempre, darle un matiz diferente y, a la orden del día, sostenible. De hecho, así lo quiso reflejar en su ponencia titulada “Rebelde con causa” en Madrid Fusión, en la que mostró que los vegetales son ingredientes de lo más versátiles e interesantes.

 

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Flynn es el claro ejemplo de pasión, dedicación y esfuerzo. Quizás no tenga la experiencia de los chefs mencionados al principio, pero su carrera hasta el momento augura un futuro revolucionario y exitoso.

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