La Unión Europea tiene entre uno de sus objetivos el proteger la salud de sus ciudadanos mediante la aplicación de una serie de normas relativas a agricultura, ganadería y alimentación. A continuación te contamos si nuestra alimentación está a salvo de los pesticidas.
La normativa de la UE
Toda la cadena de producción y transformación de alimentos en los países comunitarios está, o debería estar, controlada por la normativa y legislación vigente. Esta normativa también se aplica a las importaciones y exportaciones de productos. Pese a ello, el sistema de seguridad alimentaria de la UE no es tan seguro como creíamos. El 3% de los alimentos que comemos los europeos presentan niveles de pesticidas por encima de los máximos permitidos.
Según un estudio elaborado por la Pesticide Action Network, en estos últimos años se ha observado un aumento considerable de los niveles de pesticidas peligrosos presentes en las frutas y verduras que se comercializan en la UE. Este aumento constata la negativa o la inoperancia de los gobiernos en lo que al respeto de las directivas comunitarias se refiere.
Los datos hablan por si solos
En el año 2014, el 2,9% de las muestras tomadas por los análisis de la UE daban como resultado un nivel de pesticidas por encima de los que marca la normativa. Las muestras realizadas en 2015 arrojaban los mismos datos que el año anterior, pero es en 2016 donde empieza una tendencia alcista de estos niveles. Según los datos aportados por la PAN, en 2016 se ha llegado a alcanzar el 3,8% por encima de los niveles permitidos.
Cierto es que los valores de cumplimiento superaron el 96% en esos tres años, llegando a entenderse como satisfactorios para los organismos de la Unión Europea. Pero la realidad también es dura, ya que se puede constatar que hay un porcentaje concreto que no respeta la legislación. El dato más preocupante llega en 2019, cuando los resultados de los análisis arrojaron unos resultados bastante negativos. Ese mismo año un 2,7% de los alimentos analizados superaba el nivel de toxicidad permitido por la normativa. Pero el dato alarmante llega al analizar las frutas y verduras, en los que se constata que un 30% de las mismas arrojaba unos niveles de pesticidas por encima de lo recomendado.
España a la cola
Otro de los aspectos que ponen en entredicho el sistema de vigilancia que efectúa la Unión Europea es el escaso número de muestras que son objeto de análisis. Así pues, en España, las muestras analizadas fueron de 2.295, 2.186 y 2.384 en los años 2014, 2015 y 2016 respectivamente. Estos datos nos sitúan en el furgón de cola de nuestro entorno en lo que se refiere al número de muestras analizadas siguiendo las recomendaciones de la normativa europea vigente.
Aun así, en comparación con otros países del entorno, España no sale tan mal parada. Teniendo en cuenta la discrecionalidad del muestreo español, a esta mancha le acompaña el ‘honor’ de ser el país que menor número de pesticidas utiliza. Teniendo en cuenta los datos del año 2016, en España se detectaron 571 plaguicidas, frente a los 682 de Alemania, los 499 de Italia y los 566 de nuestros vecinos franceses.
Pese al problema que supone este tipo de sustancias, España volvió a liderar las ventas de pesticidas en Europa en el año 2019. Así se plasma en los datos publicados por Eurostat, que sitúan a nuestro país a la cabeza europea de la comercialización de estos plaguicidas.
Según la plataforma Ecologistas en Acción, aunque los niveles de pesticidas estén por debajo del límite legal permitido, eso no quiere decir que estas sustancias no estén provocando un efecto nocivo sobre nuestra salud.
¿Qué hacer contra este problema?
Para hacer frente a este problema hay dos diferentes soluciones posibles. La primera, y más importante, es que los gobiernos de la UE sean sancionados por el organismo europeo. Todo con el fin de ponerle freno al uso indebido de los pesticidas y así poder cumplir con la normativa y legislación vigente.
Y la segunda está en las manos de los propios ciudadanos. Cada vez son más las personas que apuestan por nuevos modos de alimentación. También pueden observarse como diferentes administraciones ponen a disposición de los interesados pequeños terrenos donde se establecen los conocidos como huertos urbanos. O si las circunstancias de cada uno lo permiten, plantar en tu propia casa lo que quieras consumir. Además cada vez proliferan más establecimientos o supermercados en los que se facilita este nuevo modo de consumir. Y tú, ¿te animas a cambiar tus hábitos alimenticios?
