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Patas de gallina: amor y odio

La casquería es la gran desconocida de nuestra gastronomía. Una variedad de productos que despiertan amor y odio a partes iguales. ¿Nunca has probado algún tipo de estos manjares? En este artículo nos acercamos a las patas de gallina, o de pollo, uno de los alimentos menos conocidos.

Una foto con mucha polémica

Hace unos meses, el chef David Muñoz causó indignación en redes sociales por una de sus publicaciones. En época de redes sociales hay que saber lo que uno sube y valorar los pros y contras del contenido publicado. En la misma, el cocinero de DiverXo compartía una foto de unas patas de gallina «encerradas» en una especie de jaula, un plato de lo más curioso por su estética.

La fotografía se realizó en el restaurante Alchemist, un establecimiento propiedad del chef danés Ramus Munsk. El local, situado en Dinamarca, cuenta con dos estrellas Michelin. Muchos de los seguidores no entendieron el concepto del plato, tachando a Munsk y Muñoz de crueles o preguntándose donde estaba el talento culinario.

 

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Los beneficios de comer patas de gallina

Las patas de gallina, y toda la casquería en general, pese a lo que muchos detractores digan, contienen múltiples beneficios para nuestro cuerpo. Como nutriente principal encontramos el colágeno, un elemento que ayuda a tu piel y sus células, promoviendo la flexibilidad de las mismas y reduciendo las arrugas. A su vez, ayuda a reparar las lesiones cutáneas, acelerando la cicatrización de las heridas.

Tus huesos, uñas y ligamentos se verán recompensados gracias a minerales como calcio, fósforo y azufre, muy presentes también en toda la casquería. Al cocer este producto puedes aprovechar el caldo que sueltan, un líquido que ayuda a proteger nuestro aparato digestivo. Y para finalizar con sus beneficios, podemos destacar la presencia del aminoácido conocido como cisteína, que ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares y respiratorias.

patas de gallina
Patas de gallina guisadas. / Fuente: Pixabay

La manera de comer este manjar

Ya hemos visto que las patas de gallina, o de cualquier ave, son muy buenas para la salud, eso sí, comiéndolas con moderación. No podemos estar alimentándonos siempre así. Nuestra dieta mediterránea es variada y nos aporta todo lo que necesitamos. Aun así, pese a que puedan causar cierto rechazo, bien cocinadas, son un plato muy apetecible. No hay muchas formas de elaborarlas, pero sí se pueden acompañar con múltiples guarniciones.

La forma más tradicional de cocinarlas en España es guisándolas. Su elaboración es sencilla, pero hay que hacerlas a fuego lento, poco a poco. En primer lugar hay que limpiarlas bien. Sobre todo eliminando el plumaje que aún pueda quedar incrustado. Para ello se suelen chamuscar con un soplete o un mechero. Posteriormente se guisan en una cazuela, cuya base es un sofrito, añadiéndolas un caldo de pollo y agua. Falta esperar hasta que estén listas.

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Diferentes variedades de Morcilla, una de las reinas de la casquería española. / Fuente: Pixabay

La casquería en España

La casquería, como ya hemos apuntado, tiene fans y detractores a partes iguales. Pese a su falsa mala apariencia, España ha sido desde hace siglos un país que ha apreciado este tipo de alimentos. Gracias al chef Javier Estévez, propietario de La Tasquería, este tipo de gastronomía vuelve a estar en primer plano, rompiendo prejuicios y reconciliando a un país entero con sus platos tradicionales.

Y es que no hay rincón del país que no tenga su plato tradicional elaborado con los deshechos de los animales. No hay nada más típico en Madrid que los entresijos y gallinejas, dos partes del aparato digestivo del cordero. O los callos, las tripas de los animales, que en cada rincón de España tienen sus trucos para elaborarlos. Para finalizar por este recorrido destacar la Morcilla de Burgos, un pudin de sangre coagulada, al que se le añaden cebolla, arroz y especias, envuelto en tripa de cerdo.

Como hemos visto, las patas de gallina y el resto de casquería son apreciadas y rechazadas a partes iguales. Pero compete a los profesionales de la gastronomía hacer todo lo posible para acercar estas elaboraciones al público, sobre todo a los niños, que son los que quizás sean más reacios a consumir estos alimentos. Y ahora que sabes su múltiples beneficios, ¿vas a probar más este tipo de alimentos?

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