Los hongos comestibles incluyen muchos tipos. Los níscalos, los champiñones silvestres o las setas oronja son algunos de los más conocidos. Pero hoy venimos a hablarte de uno un tanto especial: las setas colmenillas. Estas son un manjar para numerosas personas amantes de los productos fúngicos, pero también hay que tener mucho cuidado con ellas porque pueden resultar muy tóxicas. ¿Quieres saber cómo son y qué pasos debes seguir para poder disfrutarlas sin problemas en tus recetas? ¡Atento!
Con forma de panal, así son las setas colmenillas
Las setas colmenillas, que es el nombre común que se le da a las Morchellas, son una de las especies de hongos primaverales. Son tóxicas en crudo, por lo que precisan de desecación y prolongada cocción. Aunque si se tratan bien son una verdadera delicatesen en cualquier receta.
Su sabor es delicado y exquisito, pero a simple vista lo que más destaca es su reconocible físico. En primer lugar, está el pie cilíndrico o tronco blanquinoso que sostiene al sombrero. Y, en segundo lugar, se encuentra el sombrero esférico o cónico, de 6 a 10 cm de ancho y de color rosado, muy característico, con forma de panal o de colmena, de ahí su nombre. Su color varía entre el gris y el beige. Asimismo, su olor también es bastante agradable.
¿Dónde puedes encontrarlas?
Estas setas también conocidas como cagarrias, morillas o múrgoles son muy apreciadas por los gourmets de nuestro país y también por los franceses, ya que no son muy abundantes y, por lo tanto, tienen un precio muy elevado. Se encuentran principalmente en el sur de Europa y, en España en particular, existen sobre todo en Castilla y León. En concreto, la provincia de Soria es uno de los mercados micoturísticos más importantes y no faltan las setas colmenillas.
Con la lluvia suficiente, temperaturas benévolas y ausencia de viento puedes llegar a encontrar este curioso alimento. Aunque igualmente, es difícil de hallar, ya que aparece de forma aislada y es complicado verlo a simple vista debido a su tamaño.
El peligro de su toxicidad
Estos hongos comestibles tienen un alto grado de toxicidad y no debes comerlos en crudo por nada del mundo, debido a que tienen hemolisinas termolábiles (TLH) que pueden romper las membranas celulares de nuestros eritrocitos, plaquetas y/o leucocitos. Para consumirlos, primero tienes que secarlos bien, después rehidratarlos y, por último, cocerlos durante unos 30 minutos a una temperatura de 70 a 90º C.
Las mejores recetas
Las setas colmenillas son muy aromáticas, por lo que puedes combinarla con foie o utilizarlas para salsas o saborizar comidas. Además, al estar huecas, también las puedes rellenar con lo que quieras, como en el caso de la receta que te dejamos a continuación.
Tempura de colmenillas rellenas de morcilla
Una de las recetas más sencillas de hacer y, a la vez exquisita, es la tempura de colmenillas rellenas de morcilla. Para hacerla necesitas las setas ya rehidratadas, una morcilla de Burgos, dos zanahorias, un calabacín, aceite de girasol, harina, un huevo y agua. Tras tener listos los ingredientes solo queda ponerse manos a la obra. En primer lugar, debes elaborar la tempura. Y, para ello, tienes que mezclar el agua con una yema de huevo y la harina.
En segundo lugar, llega el turno del relleno. Tienes que abrir la morcilla a lo largo, desechar la piel y rehogarla en una sartén durante 4 minutos. Posteriormente, pela la zanahoria y lava y corta el calabacín en tiras alargadas. Una vez hecho todo eso toca rellenar las colmenillas con la morcilla y pasarlas por la tempura, friéndolas en el aceite de girasol bien caliente. Por último, toma las porciones de zanahoria y del calabacín y repite la operación. Y… ¡listo para comer y disfrutarlas!
Este producto tiene todas las cualidades para ser un hongo de lo más especial. Es difícil de encontrar, es aromático y tiene una textura cartilaginosa, entre otras cosas. Los aficionados a la micología lo tienen claro ¿y tú? ¿no te gustaría probar las setas colmenillas? Nosotros, por supuesto, te recomendamos hacerlo y si es con la receta que te hemos contado mucho mejor. Eso sí, tienes que tener cuidado y seguir los pasos de secar, rehidratar y cocer para acabar con su toxicidad y poder hacer de ellas un alimento delicioso y nada peligroso.