Pocos consumidores de este manjar dulce saben realmente qué hay detrás del producto gastronómico tan delicioso y apreciado. La producción del cacao como materia prima principal está realizándose, aún a día de hoy, en condiciones infrahumanas. Hablamos del chocolate en África, pues de este continente salen las mayores cantidades mundiales. Desde hace años se intenta mejorar este aspecto pero los esfuerzos no son suficientes y la situación empeora. Te contamos cómo es este problema y qué acciones se están tomando para intentar enmendarlas.
El continente africano, el gran productor mundial
De la toda la producción de cacao a nivel mundial, África produce dos tercios del global. El resto se produce en países de América central como Ecuador, Perú y países de Asia como Indonesia. Dentro del continente africano, Costa de Marfil es el gran productor ya que cosecha el 50% de la producción africana y un tercio del total de cacao mundial.
En este país se dedican al cacao más de un millón de agricultores que malviven con sueldos que apenas superan el euro diario. En Ghana, el país vecino, que también es uno de los grandes productores de cacao de la zona, las condiciones son muy similares. Ocurre lo mismo en Camerún y otros países de alrededor.
Además, la presión por la mayor producción y productividad se traduce en una deforestación continua que afecta incluso a parques naturales, mermando seriamente la biodiversidad de las regiones. También la explotación y esclavitud de niños y niñas en la recolección del cacao es algo muy común en estas naciones africanas.
El comercio y producción del cacao
Según algunos estudios, solo el 5 % del valor del chocolate en África llega a manos del agricultor. Son los intermediarios locales y las tres grandes multinacionales mundiales de su materia prima (Cargill, Olam y Barry Callebaut) las que consiguen el mayor rendimiento del producto. También los consumidores que compran un producto de gran valor a un bajo precio.
Uno de los grandes problemas existentes es que esos años en los que sube el precio de la materia prima, el incremento no llega a beneficiar a los agricultores. Multinacionales chocolateras como Cadbury o Nestlé compran el cacao en mercados de futuros, priorizando y condicionando el precio. También mirando a otro sitio e ignorando las condiciones laborales de los que cultivan el fruto.
La mayoría de agricultores que trabajan por el chocolate en África tienen una extensión muy pequeña de tierra que no suele llegar a las 4 hectáreas. Mujeres y niños cosechan las bayas de cacao cuando ya están maduras. Posteriormente, abren cada una de las bayas de cacao y sacan las semillas que dejan fermentar. Una vez ya secas, las recogen los compradores locales, que van acumulando una cantidad suficiente para revenderlas a mayoristas y exportadores de cacao.
Gran parte de estos trabajos lo realizan niños de la familia propietaria de la tierra. En algunos casos niños explotados en régimen de esclavitud que evidentemente nunca irán a la escuela. Algo que cada vez es más frecuente, por desgracia. Por todo ello, la Unión Europea se ha visto abocada a intervenir en un gran problema económico y social donde se mezclan ambos fenómenos recurrentes en África.
Comercio justo con el chocolate en África
Hay empresas y cooperativas que son conscientes de este gran problema. Muchas de ellas buscan una solución para no comercializar un producto que maltrata a sus productores. En esta solución, sin duda, los sellos de comercio justo ayudan a frenar lo que está sucediendo pero no está siendo suficiente medida.
La única solución, como en otros muchos productos, es la concienciación del consumidor y que en tiempos de “storytelling” conozca lo que hay detrás de su onza de chocolate diario. Solo la presión del cliente e información de que no hay un precio justo para los productores puede acabar con este grave problema.
La posición de la Unión Europea
El gran problema social, económico y medio ambiental de los países productores del chocolate en África ha llegado a Bruselas. Esta semana, la UE ha lanzado una iniciativa para abrir conversaciones con Costa de Marfil y Ghana para abordarlo. Para llevar a cabo esta iniciativa, una serie de grupos temáticos establecidos en el marco del diálogo de múltiples partes interesadas se reunirán los próximos meses. Todo ello para debatir formas de fomentar las prácticas responsables de las empresas europeas en el continente. Esas que participan en las cadenas de suministro del cacao.
Los principales objetivos son asegurarse de que el aumento del precio del cacao se traduce y se vincula a acciones para detener la deforestación y eliminar el trabajo infantil. Veremos si consiguen llegar a acuerdos esperanzadores que consigan mejorar las situaciones que llevan viviendo tanto tiempo los niños con el chocolate en África.