El Restaurante Dani Brasserie en Madrid no podía aparecer en peor (o en mejor) época. El chef malagueño Dani García tiene bien claro que las crisis también son oportunidades. Por ello te presenta ya este ejemplo sobre cómo el mundo de la alta cocina sigue en pie y piensa sobrevivir. Hace un año era inconcebible un sistema de delivery para sibaritas, sin embargo hoy todo es diferente. Prepárate porque la restauración apenas ha comenzado a cambiar.
Al abordaje de los confinamientos
El susodicho inaugura este viernes 25 de septiembre su Restaurante Dani Brasserie en Madrid. En concreto, en el Hotel Four Seasons. La consigna «de Madrid al cielo» se convierte en realidad en este edificio de la calle Sevilla. Recientemente también inaugurado, el hotel cuenta con una terraza en un séptimo piso con vistas espectaculares. Estas son un ingrediente fundamental en el lanzamiento del restaurante. Además de la ubicación, ya que se encuentra a una calle de la Puerta del Sol. Conviene destacar que lo hace en un un periodo de confinamientos selectivos en la capital.
Lo mejor del mar y del campo en Restaurante Dani Brasserie
En su nuevo local, Dani García nos enseña su visión de la gastronomía. Sus platos nos recuerdan mucho a su Málaga natal, aunque incorporan elementos de la nueva cocina andaluza. Ofrece lo mejor del mar. Lata de caviar con osietra real, crema agria y eneldo es uno de los platos fuertes marítimos. Otros dos son Dani’s anchoas 00 con emulsión de trufa y el O-Toro de Barbate aliñado con aceite de oliva y soja blanca.
En cuanto a lo mejor del campo, cuenta con una línea de platos basados en plantas. Destacan platos como el arroz cremoso de verduras de temporada. Otro, que a muchos les sonará por la rata de Disney, es un ratatouille en forma de tartar. Este cuenta con tomate seco, zanahoria, apio, nabo y calabacín. Los postres se caracterizan por sabores afrutados, cítricos y con un gusto fresco. Hablamos de crema de limón, helado de citronella o flor de azahar.
Marca personal
Sin duda, la marca personal es fundamental para este negocio. La carta contiene más platos que llevan su nombre. Dani’s Tortilla, con cebolla caramelizada y «queso blu di bufala» y Dani’s César con sardinas ahumadas, pollo, parmesano y almendras son dos clásicos. Cabe destacar que ha viajado por el mundo y le gusta incorporar nuevos sabores que va descubriendo. Se puede definir su cocina como basada en el contraste. Este puede ser de textura, temperaturas o sabor. También puede ser de matices que contraponen ingredientes que se potencian y suavizan entre sí.
El local está decorado por el interiorista sueco Martin Brudnizki. Este es uno de los más prestigiosos del mundo según la revista AD. La idea es un espacio de estilo colonial que sea a su vez cálido y acogedor. El diseño del interior del Restaurante Dani Brasserie es desenfadado y cercano, al igual que sus platos. Perfecto para degustar tranquilamente una copa de vino antes de que sirvan la comida. Dispone de una carta para escoger entre más de 400. Entre ellos, encontramos prestigiosos vinos de autor.
La nueva normalidad
Este chef, con tres estrellas Michelín, ya era conocido por sus proyectos BiBo y Lobito de Mar en la capital. Son más de dos décadas entre fogones y se atreve con todo. No le tiene miedo a la tecnología y por ello participará en un sistema de delivery. Se ha atrevido a crear un restaurante físico pero aun así mueve ficha por lo que pueda pasar en tiempos de pandemia.
Ofrecerá al consumidor hasta 150 referencias en su nueva marca delivery. El aspecto fundamental es que en un solo pedido podrás combinar diferentes tipos de menú. Así satisfaces todos los gustos de tu familia. Dani García declara que no han dejado nada al azar y que han estudiado todo este tiempo. Lleva planeándolo desde el confinamiento total con el presidente de Just Eat. Su intención es tenerlo separado del restaurante. No quiere mezclar comandas de pedidos a domicilio y de sala en la misma cocina.
Nos encontramos ante un ejemplo de supervivencia. Existe la teoría de que los cambios de siglo se empiezan a notar a partir de la segunda década. Tiene toda la pinta de que es el caso hablando del siglo XXI. Veremos cómo se transforma toda la restauración hasta niveles inimaginables hace tan solo un año.
