El mundo vinícola es infinito y, para los poco entendidos, a veces un poco complejo. Es por esto que hablar de vino con propiedad no es fácil y en ocasiones se cometen ciertos errores de sibarita. Aquí te contamos los más comunes y cómo puedes evitarlos. A partir de ahora podrás hablar de vino con tus amigos sabiendo que lo estás haciendo correctamente y respetando este gremio. ¡Sigue leyendo y descúbrelos!
Errores de sibarita más comunes al hablar de vino
Como hemos dicho antes, hablar de vino es todo un arte. Sumilleres y expertos en vino tienen en España mucho prestigio. Sin ir más lejos, podríamos mencionar al mediano de los hermanos Roca, Josep -sumiller del Celler de Can Roca-. El gerundense fue galardonado con el Premio Nacional de Gastronomía al Mejor Maïtre de Sala en 2004. Y no solo eso: también ha sido dos veces nombrado Mejor Sumiller del mundo -en 2005 y en 2011-. Es por eso que, en honor de su labor y la de todos los amantes del vino, hay que evitar ciertos errores de sibarita.
¿Caldo como sinónimo de vino?
El primero y, quizás, el más común, es usar la palabra “caldo” como sinónimo de “vino”. En la RAE, la definición de caldo tiene dos opciones. La primera es: “Líquido que resulta de cocer o aderezar algunos alimentos”. La segunda “Jugo vegetal, especialmente el vino, extraído de los frutos y destinado a la alimentación”.
Y sí, es cierto que a la hora de fermentar el vino tinto la mezcla puede alcanzar temperaturas altas, pero a la hora de servirlo los grados caen en picado. Además, el término “caldo” recuerda a la sopa; lejos queda, entonces, la relación con el vino.
Es probable que esta conexión se deba a los vinos calientes que se consumían antaño para combatir el frío. De hecho, aún hoy en día este tipo de bebida es típica de países como Alemania o Austria, entre otros. Sin embargo, de poder evitar esta designación, mejor.
Afrutado VS dulce
Otra equivocación también bastante popular es la relación que se establece entre un “vino dulce” y un “vino afrutado”. A primera vista pueden parecer sinónimos, com ocurre con los conceptos anteriormente explicados. Pero nada más lejos de la realidad.
Tal como indica el periódico digital El Español, “Los vinos dulces son los que contienen azúcares en cantidades superiores a 50 g/l”. Y esto, en realidad, nada tiene que ver con la característica de “afrutado”, aunque su confusión sea de lo más común. Es la elaboración del vino, principalmente, la “culpable” de ese sabor a fruta. “Por ejemplo, la maceración carbónica exalta la expresión frutal o azucarada de la uva. Pero la mayoría de los vinos que bebemos habitualmente no son dulces, son secos”; así lo explicaba El Español.
La redundancia del champagne
También hay ciertos errores que se cometen entorno al champán o champagne. Podría decirse que uno más recurrente es el de añadir la especificación “francés” detrás. Es decir, el champagne siempre será francés. Su nombre es el de una región vitivinícola que se encuentra en el noreste del país galo y que cuenta con una denominación de origen protegida y controlada. Bien es cierto que este término se ha extendido hasta el punto de englobar a prácticamente todos los vinos espumosos del mundo. Sin embargo, dada la explicación, esto es un gran error.
¿Con qué te quedas: con Crianza o con Reserva?
Otra equivocación entorno al mundo del vino es el de catalogar el nivel del vino en base a su envejecimiento. En este sentido, siempre se trata de buscar una rivalidad entre las nomenclaturas “Reserva”, “Gran Reserva” o “Crianza”. No obstante, estos términos no determinan que un vino sea mejor que otro; simplemente determinan que unos han envejecido más que otros, y si lo han hecho en barrica o en botella.
Como has podido observar, hay ciertos errores -y tantos más-, que se cometen a la hora de hablar del vino y su mundo. Es un sector con mucha historia, mucha cultura y muchos términos que se han de respetar para hablar de ello con propiedad. ¡Ahora ya conoces algunos de los errores más comunes y cómo evitarlos!
